viernes. 29.03.2024

Mi condición de historiador me obliga a poner en duda gran parte de lo que voy a escribir pero para este artículo me voy a fiar de las fuentes consultadas.

Seguro que muchos de vosotros os estaréis preguntando que relación puede tener una heroína valdepeñera del siglo XIX con una de los principales personajes del Reino Antiguo del Egipto de los faraones.

Pongamos en antecedentes a estas dos mujeres

Como bien sabréis, la Fraila era una “ermitaña” o santera de la ermita de la Consolación. Prácticamente no se sabe nada de ella, solo que enviudó muy joven y tuvo un hijo llamado Juan Ramón.

Pero lo que realmente nos interesa es lo que aconteció en nuestro término municipal el 30 de mayo de 1808.

Por aquellas fechas las tropas del General Dupont estaban avanzando para dirigirse a la Batalla de Bailén arrasando todo lo que se encontraban por el camino. Llegaron noticias al ayuntamiento de que la ermita antes mencionada estaba siendo saqueada por las tropas francesas.

Una comisión municipal liderada por el Cura Calao organizó la Junta de Defensa que “mantuvo a raya” al ejército francés impidiendo su avance hacia tierras andaluzas. Esto supuso una fuerte represalia por los galos que ordenaron el incendio de la ciudad de Valdepeñas.

Años más tarde, y estando ocupada la comarca por Dupont, en una de las escaramuzas originadas por los guerrilleros españoles, el hijo de la Fraila fue asesinado. Nuestra heroína, aprovechando la huída de parte del destacamento francés que se acuarteló en la ermita de Consolación, les dio de comer y vino hasta que se quedaron dormidos. Entonces la Fraila aprovecho este momento para vengar la muerte de su hijo. Cerró las puertas a cal y canto y colocó barriles de pólvora debajo del altar que los franceses llevaban consigo. Con una tea prendió la pólvora inmolándose nuestra protagonista y con ella el centenar de franceses que allí yacían durmiendo.

(La Fraila, de Carlos Isidro Muñoz de la España, publicado por el Ayuntamiento en 2001 en Valdepeñas: Guerra de la Independencia)

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¿Qué tiene que ver la gran Reina Nicrotis con esta historia?

Para conocer a nuestra nueva protagonista tenemos que retroceder en el tiempo 4000 años. Esto es lo que cuenta la leyenda, de origen clásico, sobre la historia de esta Faraón mujer.

"El gran faraón de Egipto había sido brutalmente asesinado. A los pocos días, la reina viuda, la bella Nicrotis, aceptaba el trono que sus súbditos le ofrecían. Ocurría esto en el viejo Egipto, en Menfis, la capital del Imperio Antiguo, hace muchos cientos de años. Los festejos para el día de la coronación prometían ser muy espléndidos; parecía como si la reina Nicrotis hubiese olvidado por completo al joven esposo, vilmente asesinado.  Para celebrar en forma solemne su coronación había dado la orden de construir un gran salón subterráneo, donde ofrecería a los grandes personajes del reino un suntuoso banquete, y se decía que más tarde se dejaría que el pueblo presenciase el espectáculo. Llegó el día señalado para el gran festín y los invitados empezaron a  llegar luciendo sus más exquisitas, bellas y espléndidas galas. Antes de que estuvieran todos reunidos, comenzó la comida. La bella Nicrotis aparecía mucho más hermosa que nunca, y una extraña mirada brillaba en sus ojos. Todo se realizaba con la mayor magnificencia ante los absortos invitados. 

Cuando el banquete estaba en el punto más álgido y los asistentes, con la euforia de una abundante comida bien rociada del mejor vino, más contentos se mostraban, se produjo un gran ruido. De los cuatro lados de la sala comenzaron a manar abundantes chorros de agua. 

De momento los comensales creyeron que se trataba de algún efecto de tramoya para amenizar la fiesta y siguieron degustando tranquilamente los alimentos y bebidas mientras continuaban las charlas y bromas entre ellos. 

Empezaron a alarmarse cuando vieron que el agua subía y subía sin parar. Ya les estaba cubriendo los pies y, presos de terror, buscaron las salidas para evitar morir ahogados. 
Las puertas estaban cerradas y nadie las abrió, con lo cual el agua seguía manando e iba aumentando el nivel. A muchos de los comensales ya les alcanzaba hasta la cintura, con lo cual las escenas de pánico se fueron sucediendo cada vez con mayor frecuencia. 

En aquel instante comprendieron la trágica realidad y vieron que solo estaban presentes los que habían sido traidores, así como también los asesinos. Habían caído en el lazo que la Reina les tendiera para llevar a cabo su venganza. 

Ninguno de los invitados pudo alcanzar la salida y murieron ahogados y sorprendidos por lo que había sucedido. 

El agua siguió saliendo hasta anegar por fin todo el subterráneo. Sobre los cadáveres flotantes de los cortesanos se dejó oír la voz de Nicrotis que decía: 

- Los traidores deben morir a traición. 

En efecto, Nicrotis había concentrado allí, precisamente, a todos los que participaron en el complot para asesinar a su esposo. 

Al día siguiente, según Nicrotis había prometido, todo el pueblo de Menfis pudo contemplar el lugar del convite. Y nadie dejó de sentir admiración por la reina, que no había vacilado en perder la vida con tal que los traidores la perdieran también.”

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Según las fuentes parece ser que Nicrotis pereció en esta venganza, igual que sucedió con la Fraila.

Dos historias, salvo algunos matices, prácticamente idénticas.

Pero ¿Qué tiene que ver la historia de la Fraila  y Nicrotis con la ermita de Sant Llorenç de Gavà, Barcelona? Os mostraré el relato original en catalán y luego traducido:

 “En la dita capella de Sant Llorenç hi havia un ermità que tenia cura de recaudar les almoines dels veïns d’aquelles masies, i en la nit de què parlem es comprèn que es va quedar també a Can Tries, contraient aviat amistat amb aquells sis guàrdies francesos, oferint-los-hi a l’ensems amb molta amabilitat i cortesia un bon vi collit en aquelles aleshores molt ben cultivades vinyes. Coneixent-los la flaca, els n’oferí més i més, fins que varen agafar una humiliant borratxera que els deixà inconscients del seu deure i del perill en què es trobaven, circumstància que fou aprofitada sense perdre temps per aquell ermità que els assassinà, portant-los al pou que encara avui hi ha sota l’enrunada capella de Sant Llorenç. Después va posar fi a la seva vida llançant-se al pou per no ser interrogat”

Esta sería la traducción resumida del relato:

En la capilla de San Lorenzo había un ermitaño que se encargaba de recaudar las limosnas de los vecinos de aquellas masías…(este contrajo una “amistad con los franceses”)…invitándoles a buen vino hasta que se emborracharon. El ermitaño aprovechando esta situación los asesinó portando los cadáveres hacia el pozo de la ermita (…) acto seguido se lanzó al pozo para no ser interrogado.”

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La historia acabó mal para la comarca porque según cuenta el relato, las tropas francesas destruyeron los pueblos de alrededor en represalia.

Historias parecidas pero diferentes en el lugar y en el tiempo y siempre el vino como elemento para perpetrar el asesinato. Moraleja, ¡hay que beber con moderación por lo que pueda pasar!

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Espero que os hayan gustado estas tres historias paralelas.

La Fraila, la reina egipcia Nicrotis y la ermita de Sant Llorenç de Gavà. Historias...