jueves. 18.04.2024

La joven escritora valdepeñera Lucía Lara Huertas ha ganado el tercer premio del III Concurso Literario "Una Historia que Contar" que organizaba el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo patrocinado por Linde Heathcare.

Según nos cuenta Lucía "decidí presentarme al concurso porque me lo recomendó Cristina, una de las chicas que están allí en animación y manualidades. Ella sabía que me gusta escribir y contar historias. No estaba muy convencida, pues tenía a penas una semana para escribir el relato. Al final, gracias a Rocío, la bibliotecaria del hospital, me convenció para que me presentara. ¿Y por qué no? No tenía nada que perder. Además, así podía escribir sobre un tema que nunca había escrito: el Alzheimer".

Para Lucía es un tema difícil de hablar "pues yo nunca he tenido ningún familiar con esta enfermedad. Y seamos sinceros; no sabemos qué es pasar una enfermedad hasta que no lo vivimos en nuestras propias carnes. Por eso quería hablar desde la experiencia de un familiar. Aquellos familiares que también pasan la enfermedad aunque no en primera persona".

Así es que decidió que ese relato fuera una carta, que escribía a un hombre pidiendo perdón a su mujer en su cincuenta aniversario: "¿Por qué pidiéndole perdón? Hay una frase que creo que resume todo el relato... y esa es " Te pido perdón. Perdón por haberte dejado ir así de esa manera. Sin poder despedirme de ti como es debido". Porque esta terrible enfermedad la mayoría de veces aparece sin avisar. Y quería que ese hombre sintiese la pérdida en vida de la persona con la que había compartido su vida, su amor, sus días..."

Os dejamos el relato de Lucía: 

Perdón

Hace mucho tiempo que no te escribo manifestándote mi amor. Hace mucho tiempo que no te escribo simplemente. Ya no somos los mismos chiquillos que hace años. Ya no bailamos ese vals mal acompasado por mis pies… o ese pasodoble español que tanto nos gustaba bailar en la verbena de La Paloma mientras tus padres nos miraban con detalle. 

Los tiempos han cambiado. Nosotros hemos cambiado. Por eso mismo, he necesitado con toda mi alma escribirte esta carta para decirte perdón. 

Te pido perdón. Perdón por haberte dejado ir así de esa manera. Sin poder despedirme de ti como es debido. Te pido perdón por espiarte por la ventana mientras miras embobada a la televisión.  Siempre me gustó regar aquellos rosales blancos que tanto te gustan. Te pido perdón por abrazarte todas las noches al acostarnos. Sé que te agobias, pero, aun así, yo lo sigo haciendo. Te pido perdón por no saber bien aquella canción que siempre cantas los domingos. Te pido perdón por pensar en ti cada minuto que tiene el día. Como si fueses mía… como si estuvieses de acuerdo en ello. Te pido perdón por despertarte y levantarte todos esos días que lo único que deseas es pasarla en la cama. Te pido perdón por obligarte a comer ese maldito puré de patatas insípido y sin gracia. No eres la única que no le gusta. Te pido perdón por apartarte la vista cuando me miras a los ojos. No tengo el suficiente valor para aguantarte la mirada, aunque tengas los ojos azules más bonitos del planeta. Te pido perdón por darte besos en la frente o en los carrillos. Me encanta verte restregarte con la muñeca como si fueras una niña pequeña. Te pido perdón por ponerte la ropa cada día. Nunca hubiera imaginado que necesitabas mi ayuda para algo tan sencillo. Te pido perdón por repetirte una y otra vez las cosas sin importancia. Te pido perdón por amarte tanto y no habértelo dicho antes. 

Te pido perdón por muchas cosas, pero yo las seguiría haciéndolas como las sigo haciendo hoy en día. 

Te mentiría si no te dijese que tengo miedo a perderte de nuevo. Te mentiría si te dijese que no tengo miedo de que te olvides de los nombres de tus hijos o nietos. A mí me da igual que olvides mi nombre, pues no tiene mayor importancia. Pero no querría ver nunca la primera vez que olvidases a tus nietos, pues con solo tres y cinco años nunca llegarían a comprender que su abuela tiene una enfermedad llamada Alzheimer. 

No sé si esta carta la leerás, o si lo haces llegues a comprenderla… no es ese mi fin. Esta carta es el mero capricho de un pobre hombre con el corazón destrozado… con el corazón a punto de estar caducado. 

Me hubiera gustado haber recordado este día de un mes sin importancia y sin un significado indiferente. Me hubiera gustado haber recordado este día como lo estás haciendo tú para no dañar más a este humilde corazón… 

 Amor, aunque hoy no recuerdes el cincuenta aniversario de nuestra boda, y no tengas una razón por la que celebrar este día junto a los nuestros, yo intentaré celebrarlo por ti. Aunque no recuerdes nuestro amor, yo te lo recordaré cada día de nuestras vidas cada vez que te pida perdón por todas esas cosas que hago. 

 

Lucía L. Huertas gana el 3º premio del Concurso Literario "Una Historia que Contar" del...