Con la bailaora valdepeñera hemos hablado sobre su trayectoria profesional y sus planes de presente y futuro.
¿Cómo empiezas en el mundo del baile?
De pequeña siempre me ha gustado bailar, estuve en la Escuela de María Luisa y luego con María Gavilán. Después con Irene Campillo porque también me gustaba el clásico. Me gustaba mucho bailar y tenía que ampliar, así es que durante un año me formé en una Escuela en Ciudad Real. Después me fui a Granada donde me preparé para poder aprobar las pruebas de acceso al Conservatorio y años más tarde entré en el Conservatorio de Danza, en segundo de Contemporáneo y primero de Flamenco, pero a mitad de curso me dijeron que no podía compaginar ambas carreras y elegí hacer Flamenco de manera oficial, aunque asistía como oyente a la otra.
Y en Granada fue donde diste el salto a una compañía de baile ¿Cómo fue esa experiencia?
Soy de la primera promoción de baile Flamenco en el Conservatorio de Granada, cuando yo entré era el primer año de esa especialidad allí. El nivel del grupo era muy alto y me costó mucho trabajo porque no llevaba base. Situación que me ayudó a evolucionar más rápido.
En esta ciudad se celebraba todos los años un Festival Internacional de Música y Danza, en el que también tuvo cabida el Conservatorio. Venían coreógrafos para hacer audiciones y elegir alumnos para representar un espectáculo dentro del festival. En una de esas, María Rovira, Premio Nacional de Danza, me seleccionó para formar parte de su espectáculo Paso Distinto. Tras participar en el festival nos llevó al teatro Romea de Barcelona, con la mitad del elenco de Granada, donde estuvimos 15 días, ese mismo verano Rovira me cogió para trabajar con ella y formar parte de la compañía Transit Dansa de Barcelona con la que empezaba a montar el espectáculo “Somorrostro” que se estreno en el Teatro Romea de la ciudad, me dio una gran oportunidad, algo que me ayudó a evolucionar aún más rápido, y a empezar a trabajar a un nivel profesional muy alto en el mundo de la danza.
Un espectáculo que fue todo un éxito
Si, estuvimos de gira por toda España, luego en Ecuador, Portugal, República Dominicana, Argentina. Además, fue finalista de los Premios “Max”, como mejor espectáculo de danza.
Pero yo nunca dejé de estudiar, compaginaba el Conservatorio con las diferentes giras de la compañía. Después la compañía se deshizo, ya sabes, llegó la crisis, no había financiación y no se podía seguir trabajando.
¿Pero también has trabajado con otros coreógrafos?
Si, con Daniel Doña y con Teresa Nieto para el Festival de Granada, donde pude participar como bailarina solista
Y después ¿qué?
Tras esa etapa en la que también había acabado mis estudios en el conservatorio probé suerte en Barcelona bailando en los tablaos de allí, pero decidí volver a Granada. Al final el baile es mi opción, aunque en esta sociedad no puedes decir que quieres ser bailarina, y seguí buscando hasta que en febrero de 2014 me salió una oferta de trabajo para ir a China a dar clases como profesora de baile, bailar, dar conferencias y demás. Acercar el flamenco a ese país. Agarré la maleta y me fui.
Imagino que al principio fue duro, incluso por el idioma
Si, al principio sí, y más en un país como China que nada tiene que ver con España. El miedo al idioma desde aquí era mayor que cuando llegas allí, al final lo aprendes. Hablo chino para el día a día, para vivir allí y para el entorno de mis clases, aunque también tenía traductor. Es un idioma difícil, pero al final una vez allí te apañas bien.
Durante año y medio viví en Pekín donde estuve trabajando en el Centro de Flamenco de Beijing, en la Universidad de Danza de Pekín y en la Universidad de Arte Dramático, a la vez que actuaba bailando por todo el país.
¿Y cómo ven allí el flamenco?
A ellos no les gusta el flamenco como lo vemos aquí, con un bailaor, percusión, etcétera, les gustan más los grandes ballets. Si vas con un espectáculo como Carmen, con muchos bailarines, el éxito está asegurado. El flamenco les parece muy sexy, les gusta la fuerza que tiene. Les gusta poner fuego detrás como decorado y que bailes de rojo, asocian el flamenco con el fuego.
Entonces, tu experiencia ha sido buena. ¿Volverías?
La experiencia ha sido muy buena y sí que volvería, pero me gustaría quedarme aquí. Fue una experiencia única que compartí con mi pareja, si me hubiera ido sola seguro que no hubiera aguantado tanto tiempo.
¿Qué haces ahora?
Ahora mismo estoy trabajando en el estudio de Héctor Caro dando clases de baile flamenco y danza contemporánea. Y a su vez trabajo en crear mi propia compañía de baile flamenco con diferentes artistas de Granada, ahora mismo estamos trabajando en un par de espectáculos, uno de ellos el espectáculo Vaivén que representaremos el próximo día 15 de abril en el Auditorio Municipal de Valdepeñas a beneficio de la asociación AFAD
¿Por qué surge participar en el Festival que ha organizado AFAD?
Afad se puso en contacto con nosotros para invitarnos a colaborar en esta iniciativa en la que también colabora el Coro Dulcimer y del que también podréis disfrutar. Cuando me llamaron me pareció una buena oportunidad para poder colaborar con ellos y a su vez poder empezar a materializar nuestro proyecto como compañía montando un espectáculo para esta ocasión, así que nos pusimos manos a la obra y montamos el espectáculo Vaivén, en el que se podrá disfrutar tanto del baile flamenco, de la mano de Irene la Serranilla y la mía, como de la música en directo a cargo de los cantaores Rudy Fernández, Alejandro Gambimba y la guitarra de Marcos Palometa, todos ellos grandes artistas profesionales con una gran carrera artística.
Eres muy joven y te dedicas al flamenco, algo que parece que no te pega ¿Cómo lo vives tú?
La Danza en general me encanta, tanto el clásico, clásico español o el contemporáneo, pero en el flamenco es donde encuentro la mejor manera de expresarme, es la disciplina que más se identifica con mi personalidad. Al final, todo lo demás son herramientas que yo utilizo para enriquecer mi flamenco, donde me encuentro más cómoda.
Dentro del flamenco hay muchos estilos y a mí me gusta enriquecerme de las bases flamencas y saber de dónde venimos, pero sobre todo me identifico con el flamenco de mi generación, el actual, porque es el que he vivido y vivo.
¿Qué podremos ver en el escenario con “Vaivén”?
Vaivén es el reflejo de una generación, de la nuestra, la de los hijos de nuestros padres. Vaivén es la historia contada desde dentro de aquellos que nacimos envueltos en todo y que ahora nos encontramos rodeados de nada.
Nuestro espectáculo cuenta como los treintañeros del siglo XXI están forjándose una vida en un paradigma que ya no es el mismo que cuando nacieron, como pasaron de los algodones a la crisis, como aprendieron que estudiar, esforzarse, especializarse y echar el resto no iba a ser garantía de nada.
Vaivén es esto, el ir y venir, el viaje entre los polos de la abundancia y la escasez. El aprender a desaprender, cambiar, girar, renacer y escribir una historia que no empieza como nos contaron. Vaivén te sacude los sentidos a través del flamenco igual que lo hace la vida, hay rabia, alegría, ruido y calma, todo inesperado, como vivir.
¿Qué supone para ti actuar en tu ciudad natal?
Pues es muy importante, sobre todo nervios, responsabilidad y mucha ilusión.
¿Qué les dirías a los valdepeñeros para que fueran a verte?
Pues que van a disfrutar de un espectáculo profesional y sobre todo que ayudan a una causa solidaria como es el gran trabajo que está haciendo AFAD con las personas con Discapacidad intelectual y sus familias.
