Capítulo LXXIX. La Rampa
Una sociedad hambrienta, con ganas de justicia se prepara para el gran acontecimiento del año, será el más importante desde la salida de los juzgados a tirones de pelos y abucheos a una folclórica, con una pequeña diferencia, la seguridad que esta rica noble gastará este día.
Cortarán calles, pasearán helicópteros, guardias por un tubo y un gasto creciente para saciar la sed y la curiosidad de los mortales.
La cuestión es: ¿bajara o no la dichosa rampa?, ¿dará la cara o irá tapada en un suntuoso coche hasta la puerta de la justicia?. ¿Se pegará un resbalón y será inmortalizado por todas las cadenas de mi querida patria, desviando realmente, por unos días, la atención de lo que realmente importa?.
El circo está montado, el juicio paralelo y la indignación de muchos también, y la princesa está preparada para que le corten la cabeza. Una sangre que saciara por unos días la sed de muchos y llenara las cajas de otros pocos.
Cuando realmente lo que importa es que la justicia haga lo propio dentro de una sala a puerta cerrada, y pronto se sabrá el veredicto aunque ya en otro juicio paralelo se le haya juzgado.
Normal, la calle está que arde, las televisiones harán agosto y nuestras mentes medievales quedarán saciadas al ver a una reina destronada a golpe de abucheo, bajando una rampa.
Mientras tanto, vamos pasando el largo invierno, sin poder calentarnos y con hambre, esperando la primavera que todavía pese a quién le pesé está lejos.
Desde la agencia de viajes, ya no quedan vuelos a Mallorca, a esta chica la canción de ir para allá “es maravilloso”, le sonara a marcha fúnebre. Yo con sed vampírica de que algo interesante pase en mi vida, se despide la enfriada kuka