jueves. 28.03.2024

Puede existir cierta confusión entre los términos de estrés y ansiedad.

El estrés se presenta ante un conjunto de demandas ambientales a las que la persona tiene que dar respuesta. Cuando la demanda del ambiente (laboral, social,…) es excesiva en relación con los recursos de afrontamiento que posee la persona, se van a desarrollar una serie de reacciones adaptativas y se van a movilizar una serie de recursos que implican la activación fisiológica (aumento de la frecuencia cardíaca, por ejemplo). A su vez, esta reacción se acompaña de una serie de emociones negativas (desagradables), entre las que destacan la ansiedad, la ira y la depresión.

El estrés suele tener como manifestación la ansiedad, en cuyo caso se trata de una respuesta emocional provocada por un agente desencadenante (denominado agente estresante) interno o externo. La ansiedad además de ser una respuesta emocional al estrés, puede ser una reacción emocional de alerta ante una amenaza que puede originarse sin agentes estresantes.

La ansiedad no es un invento de ahora. La ansiedad no es una enfermedad. La ansiedad es un mecanismo que se da en todas las personas, y que bajo condiciones normales, tiene la función de movilizarnos frente a situaciones preocupantes o amenazantes, para que hagamos lo necesario para evitar un riesgo, neutralizarlo, asumirlo o afrontarlo. Es cuando se sobrepasan ciertos límites, cuando puede convertirse en un problema de salud que impide el bienestar, e interfiere en nuestras relaciones sociales, laborales y/ó intelectuales.

La mejora espontánea de los problemas de ansiedad (es decir, sin consulta o tratamiento) es improbable. En la mayor parte de los casos tiende a mantenerse, e incluso a extenderse o generalizarse. La gran mayoría de los casos mejora con el tratamiento adecuado. Querer que los síntomas desaparezcan, o sobreponerse a base de fuerza de voluntad, no es efectivo.

Más allá de los trastornos por ansiedad (como el pánico, la agorafobia, fobia social, etc.), la ansiedad también es un componente importante de otros problemas, como problemas de alimentación, problemas sexuales, molestias de tipo psicosomático, dificultades de rendimiento intelectual…

Las manifestaciones sintomatológicas de la ansiedad son muy variadas. Podemos  clasificarlas en diferentes grupos:

Físicas (taquicardias, tensión y rigidez muscular, sudoración…)
Psicológicas (inquietud, agobio, inseguridad, temor a perder el control…)
Conductuales (hipervigilancia, bloqueos, dificultad para estar en reposo…)
Intelectuales o cognitivas (dificultades de atención y concentración, preocupación excesiva, interpretaciones inadecuadas…)
Sociales (irritabilidad, ensimismamiento, temor excesivo a posibles conflictos…). No todos tenemos los mismos síntomas, ni éstos tienen la misma intensidad en todos los casos.

La ansiedad normal y proporcionada, así como sus manifestaciones, no puede ni debe eliminarse, dado que se trata de un mecanismo normal y adaptativo. Tenemos que aprender a convivir con ella, sin perder la operatividad. 

Técnicas de Control de Estrés y Manejo de la Ansiedad