Navidad 2018

Un amargo adiós

María Isabel en el papel de la Virgen María en una de las Cabalgatas de Valdepeñas

Este año no disfrutaré del momento en el que, en la cabalgata de nuestra localidad,Valdepeñas, me metía en el papel de la Virgen María año tras año, y esto hace ya 16. Estos son los años en los que ese momento se hacía especial: ver a los niños y niñas con esas caras de emoción; a los adultos disputándose los caramelos; gente llenando el recorrido de la cabalgata; las distintas carrozas; los compañeros de batalla; esos pastorcillos que nos acompañaban y a los que había que racionarles los caramelos; ese frío que nos helaba los huesos, y el gran momento en el que nos acercábamos a la Plaza, sólo iluminada por las luces navideñas, a rebosar de gente, pero a la vez, tan solemne; el momento en el que me cambiaban mi muñeco por “mi niño/a Jesús”, 16 criaturas son las que han estado en mis brazos, 16 emociones diferentes; el momento en el que San José (14 años juntos en esto, amenizados por sus chistes) me ayudaba a no pisarme la túnica; el momento en el que empezaba a sonar la música de “La Misión”, esos pelos erizados, ese paseíllo hacia “nuestro Portal”….esa EMOCIÓN.

Pero este año, eso no va a ser posible, ese décimo séptimo año consecutivo interpretando a la Virgen María, no va a llegar. Enterarse de manera casual, no me parece la manera más lógica ni más bonita de hacerlo. Yo sé que esa llamada iba a llegar, y llegó, pero también sé que podría haber llegado antes. No es que nadie me tenga que dar cuenta, pero sí creo, que después de 16 años, con la relación que de ello se deriva, sí que me parece justo, que en el momento en que quien tiene que hacer esa llamada sabe esta información, pudo hacerla.

Alguien dijo que había una persona interesada en interpretar el personaje este año. Siendo esto cierto, mis pensamientos lógicos me hacen ver y sentir, una vez más, por qué no se les ocurrió decírmelo sin más: “oye, este año hay una persona interesada”. Por supuesto que todo aquel que quiera, tiene derecho a ser partícipe en primera persona de ese momento. Se lo recomiendo, de verdad. Pero, perdónenme por la desconfianza, porque no creo que hubiera esa persona interesada. Tengo el convencimiento de que este año no se ha querido que sea yo. Y no creo equivocarme.

Me arriesgo a llegar a este pensamiento y me atrevo a expresar mi malestar. No es el malestar porque deje de obtener beneficios (porque lo hacemos por amor al arte); es el malestar por la actitud, por la autoridad, por el mal hacer. Mi incomprensión por ciertas actitudes que puede desarrollar el ser humano. Esto no hace más que acrecentar la desidia de la gente, en especial, la mía. Me quedo con mi emoción, mi ilusión y esa experiencia, me quedo con lo mío. Cada cual que apechugue con lo suyo.

GRACIAS a aquellas personas con las que he compartido y vivido tantas emociones durante 16 Cabalgatas. Ellas y ellos saben quiénes son.