miércoles. 24.04.2024
OPINIÓN

AMPAS renovadas ante el reto del nuevo curso

El inicio del nuevo curso escolar coloca a muchos padres ante tesitura de cómo afrontar sus nuevas responsabilidades con la eficiencia que requiere algo tan trascendental como lo referido al futuro de sus hijos. El camino hacia la solución, lo constato con un  movimiento asociativo de padres y madres  que represente  un modelo de participación social que comparta unos objetivos comunes, sin ningún tipo de dirigismo o de potenciación política específica por parte de las Administraciones públicas.

Y como si no tuviéramos más problemas, a la incertidumbre laboral como padres se añade el temor de que la calidad educativa en los centros, se vea muy mermada por múltiples carencias que no estábamos acostumbrados a padecer.

A finales del siglo pasado proliferaban  las AMPAS con un ilusionado afán de trabajar  para asesorar y orientar a padres y madres en todos los aspectos que se relacionan con la educación de sus hijos, complementando la acción del profesorado, que ya no era la única instancia responsable de un proceso  en que las administraciones políticas ya no debían tener la única palabra.

No fue un camino fácil: algunos docentes veían con recelo el que los padres pudieran asumir competencias tradicionalmente asumidas por ellos, al mismo tiempo que la sociedad se estaba progresivamente pronunciándose en favor una vida fácil, sin complicaciones o consumista, lo que no favorecía precisamente la debida participación de padres y madres en  el sistema educativo, especialmente en todo lo que se refería a apoyar a un profesorado que sin embargo llegaba a mayores cotas de profesionalidad y preparación que en tiempos pasados.

Pero la evolución que ha afectado a nuestra sociedad, nos coloca de nuevo como padres, ante el dilema de dejar solos a nuestros “maestros”  haciendo suyos nuestro problema de escasez de recursos y dotaciones para mantener nuestros centros educativos…

Algunos plantean el recurso de la protesta sin responsabilidad ante la falta de calidad, sin pensar en el agravamiento del problema cuando se pierden clases en estériles protestas, siempre secundadas por un alumnado que siempre abrazará la posibilidad “justificada” de no cumplir con su obligación.

Los que por nuestro trabajo, hemos vivido de cerca el desenvolvimiento escolar en Cuba, hemos admirado como un, pueblo es capaz con creatividad e ingenio, suplir carencias materiales, consiguiendo inclusive llegar a cotas de calidad educativa superior a la de países cuyo sistemas disponen de toda clase de apoyos confortables.

Y no solo recuerdo con admiración el compromiso de padres y madres, pues cuando aquí se habla del “pasotismo” de nuestros alumnos y su falta de participación, tengo presente el ejemplo de muchachos muy jóvenes, organizando con sus “Comités”  actividades complementarias  muy valiosas   en un país que con muchas limitaciones ha conseguido niveles muy altos de preparación en sus educandos.

Es indudable que aquí hemos conseguido elevar en muchos aspectos el nivel de realizaciones escolares, pero creo que no estábamos preparados para afrontar la pérdida de apoyos económicos que esta crisis ha generado.

El camino hacia la solución, lo constato con un  movimiento asociativo de padres y madres  que represente  un modelo de participación social que comparta unos objetivos comunes, sin ningún tipo de dirigismo o de potenciación política específica por parte de las Administraciones públicas.

Los padres y madres deben  ponerse  manos a la obra para conseguir cotas más altas de calidad en los centros, denunciando —o a veces supliendo con sus aportaciones— las deficiencias del sistema educativo.

Las escuelas de padres deben crear   un marco en el cual debata el funcionamiento del centro; aproximando la escuela a su entorno. En este momento de crisis de valores las AMPAS son un movimiento cívico que debemos potenciar.

Y debemos ir más allá, de entender las asociaciones de padres y madres como entidades de gestión de actividades extraescolares, transportes, fotocopias, acercándolas a asumir el reto de la defensa de calidad de nuestro sistema sin dejar solos a un profesorado que la administración “recorta” en todo aquello que impide despejar tantas incertidumbres que se ciernen sobre el porvenir de nuestros hijos.

Cuando las familias inician en estos días, trámites relativos a las nuevas matriculaciones de sus hijos, debemos apelar al sentido de responsabilidad de todos nosotros, para que se inscriban en las AMPAS en este  nuevo y difícil curso 2013-2014, animando a la participación en las mismas y buscando complementar en todo, sin cesar en exigir a las autoridades el apoyo necesario.

AMPAS renovadas ante el reto del nuevo curso