viernes. 19.04.2024
OPINIÓN

Carta a la directora

A quien ha escrito en este periódico bajo el seudónimo de Polinco quiero, solamente hacerle una pregunta. Podría hablarle de lo que me costó alcanzar una plaza de maestro en los años cincuenta, podría hablarle de los tumbos que tuve que dar, por la geografía española, hasta que encontré el asiento deseado.

A quien ha escrito en su periódico bajo el seudónimo de Polinco quiero, solamente hacerle una pregunta.

Podría hablarle de lo que me costó alcanzar una plaza de maestro en los años cincuenta; podría hablarle de los tumbos que tuve que dar, por la geografía española, hasta que encontré el asiento deseado; podría hablarle de las dificultades económicas, sociales y profesionales durante más de cuarenta años; podría hablarle de lo que ha significado haber acumulado más de 3.500 alumnos; podría hablarle de mi paso por la enseñanza privada y pública, en el Colegio Jesús Baeza, y en el Instituto Gregorio Prieto; podría hablarle de todo eso largo y tendido, pero no merece la pena. Quien quiere saberlo lo sabe, y quien quiere utilizar la falacia, por ignorancia, o por maledicencia, lo va a seguir haciendo.

No me puedo permitir el lujo de perder el tiempo. Tengo mucho que leer, escribir y estudiar, ahora que estoy jubilado y las clases no me lo impiden.

Como le decía, me gustaría transmitirle a este señor, a quien no tengo el gusto de conocer, la pregunta de ¿cómo es que no ha escogido esa situación tan privilegiada? No es fácil de entender que alguien renuncie a ganar tanto, y a trabajar tan poco.

Carta a la directora