jueves. 25.04.2024
OPINIÓN

El humo del incendio

Según el último “barómetro” del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), la preocupación por la corrupción y el fraude es ya la segunda inquietud de los españoles, en concreto para el 40%, cifra récord de toda la serie histórica relativa a esta lacra y que supera el 33,5% de enero de 1995. Hoy la corrupción se sitúa sólo por detrás del paro, que preocupa al 79,9%.

 

La extensión de los casos y presunciones de corrupción en las principales instituciones del estado y partidos políticos, unida a la profunda crisis política y económica existente, han derivado en una crisis de confianza en el sistema democrático, que ha mostrado sus carencias y una calidad manifiestamente mejorable (siendo suaves). Nuestra democracia ha ido degenerando progresivamente, alejando a las instituciones de los ciudadanos y de sus problemas y a los representantes de sus representados.

La corrupción que ha salido a la superficie a borbotones en las últimas semanas, es el humo que señala el incendio. Porque lo más grave de cada corruptela no es que alguien se lo lleve crudo, sino que a cambio del dinero, regalos o favores recibidos, desde los cargos públicos se toman decisiones que afectan a toda la ciudadanía con el dinero de toda la ciudadanía. Si es cierto que en la cúpula del Partido Popular se repartía dinero proveniente de donaciones de manera regular, la gran pregunta es: ¿qué favores, pasados o futuros, estaba pagando Mercadona, Sacyr Vallehermoso, OHL o FCC Construcción? Las contrapartidas.

A la luz de estos hechos miramos la política de los últimos años de otra manera. Determinadas decisiones políticas calificadas en su momento de incomprensibles, extravagantes, prescindibles… Los aeropuertos sin aviones, las estaciones del AVE situadas a kms. de la ciudad de referencia, los campos de Golf por hacer, las miles de promociones de vivienda evidentemente innecesarias, etc. 

Imposible no acordarse también de aquella Ley del Suelo de 1997 que determinó que todo suelo era urbanizable salvo que se dijera lo contrario.

En nuestro nivel municipal, cuando hoy exigimos y buscamos dinero para acción social en el Ayuntamiento de Valdepeñas, es imposible no acordarse de los millones de euros gastados en nuevas urbanizaciones hoy abandonadas, la rotonda del Bicentenario, el retorno de la depuradora al Campo de Golf, el propio Campo de Golf, el mirador del Cementerio Viejo y Avenida Castilnuevo, la Avda. Primero de Julio o en el  Pabellón de Pelota Vasca, muy infrautilizado o con una mucha menor demanda que otras instalaciones deportivas hoy en día abandonadas… , la propia Casa del Agua si es que alguna vez se termina.

El humo de la corrupción nos avisa hoy de que el incendio llevaba activo desde hace años. La compra de voluntades políticas era el fuelle que avivaba las llamas en las que unos pocos preparaban un festín. Durante un tiempo nos hicieron creer que todo el mundo estaba invitado, que aquel crecimiento nos traía bienestar a todos. Hoy vemos que no, que era un saqueo a costa de nuestro dinero público y de nuestros ahorros privados.

Es un error poner solamente el foco de la corrupción en el político deshonesto, por despreciable que sea su comportamiento. Esa persona juega a sabiendas el papel de marioneta, y pone de manifiesto que hay gente muy poderosa  dispuesta a utilizar cualquier medio para poner a los poderes públicos, las leyes y el dinero de todos al servicio de su interés particular. Lo realmente escandaloso es que haya un poder económico capaz de someter, por unos medios u otros, al poder político que supuestamente debería representar al interés general. Es más, que hay una connivencia tal, que muchas personas pasan constantemente del gobierno a la gran empresa y viceversa, tomando decisiones que lucran al sector empresarial del que vienen o al que acaban llegando después.

El debate no se resuelve simplemente diciendo que “la mayoría de los políticos son honrados”, por supuesto que sí. Pero hace falta poner los medios para evitar que se compren voluntades.

Por esta razón, desde Izquierda Unida, vamos a proponer e intentar consensuar en el próximo Pleno municipal una serie de medidas que pretenden precisamente eso, prevenir. Algunas buscan transparencia para que la ciudadanía pueda controlar la actividad política: potenciar los canales municipales de información sobre la gestión económica, exponer los contratos de más de 10.000 euros o declarar los posibles conflictos de intereses. Otras pretenden que los delitos de toda corrupción sean tratados con mucha más dureza y contundencia en el Código Penal.

Deseamos y esperamos que estas medidas sean aceptadas y aprobadas por el resto de grupos municipales. Si así fuera, además, todos debemos velar por su cumplimiento y solicitar de los vecinos de Valdepeñas una actitud vigilante. Preferimos una ciudadanía que se pase de crítica, a una que no se preocupe por los asuntos públicos, una ciudadanía comprometida que a una masa callada y conformista. Y lo mejor que se puede hacer para acallar  reproches a veces injustos es abrirse y mostrar de par en par, con transparencia, cómo se hacen las cosas. 
 
Confiamos no tener que volver a lamentar que se pierde una oportunidad más.

El humo del incendio