martes. 16.04.2024
OPINIÓN

Homenaje a Miguel García de Mora, “El Narrador de La Mancha”

¿Por qué no darle la vuelta a la célebre serie Crónicas de un pueblo y cambiarla por Pueblos para una crónica?. Aquellos que le deben eso, una crónica, a quien se preocupó por hablar de ellos, por difundir sus virtudes, por situarlos en el mapa. Sería el mundo al revés, claro, pero valga el juego de palabras para reivindicar el papel de los cronistas de esos mundos pequeños de los que han sido su único altavoz. Como Miguel García de Mora, “El narrador de La Mancha”.

Mora homenaje-1 (Copiar)

La Solana ha rendido tributo al hombre que durante 70 años contó sus virtudes, y probablemente también alguna miseria. Al hombre que habló de sus hoces, de su azafrán, de su esparto, de sus tórridos veranos, de la cal de sus fachadas, del embrujo de su torre… De su alma, en suma.

El Palacio Don Diego, corazón de la ciudad que lo adoptó en 1941, escenificó la elegante sencillez de un acto merecido a Miguel García de Mora, o Miguel Mora, o Mora, sin más. La Casa regional de Castilla-La Mancha en Alcalá de Henares, donde reside su hijo Luis Miguel,     

El 17 de abril hicimos un homenaje a don Miguel García de Mora como un evento para homenajear a algún castellano-manchego que lo merezca. A través de Luis Miguel, su hijo, estuvimos hablando de lo que ha supuesto para los castellano manchegos la figura de Miguel que durante 70 años ha estado escribiendo y promocionando La Mancha. Tico Medina llegó a decir que conocía La Mancha como la palma de la mano gracias a los artículos de García de Mora.

Agradecer a todos los amigos que han venido y a los que recuerdan a mi padre. Recuerdo cuando no alcanzaba al buzón de correos a echar las cartas y venía conmigo mi hermana Josefina. Muchas veces esperaba a que llegara alguien para que me ayudara a echar las cartas. O me decía que llevara las cartas antes de que se fuera la pavilla de Isidro. Hacía números en su trabajo y letras en casa, mientras mi madre ponía el hule para comer. Mi padre siempre estaba escribiendo mientras hablaba, escribiendo mientras oía la radio, escribiendo mientras veía una película…

Decía que “La Solana, casi por explosión milagrosa, creó la artesanía de las hoces, que en sus mejores épocas mantuvo 50 talleres y fábricas”. “Asegúrese que ninguna hoz superó a la solanera en temple y acabado”.

"Siempre que vengo a La Solana me preguntan por él, y eso me llena. Hacía como Juan Ramón Jiménez, anotar en cualquier sitio para escribir cosas. Siempre ha mantenido una gran fidelidad a La Solana".

Luis Romero. “Quiero buscar el alma del recuerdo. Allí sigue la silla, esperando el reencuentro con la voz de siempre, eterna melodía alrededor de una historia que nunca acababa…”.

El Presidente de Caja Castilla-La Mancha reivindicó una calle, plaza o dedicatoria. Javier Torres destacó al hombre que nunca tomaba notas.

Gloria. “Mi padre recordaba los versos de Bécquer: “de que pasé por el mundo, ¿quién se acordará?”. Este es un reconocimiento justo a quien en su vida se ganó un derecho con su intensa y extensa actividad periodística. Siempre decía que había escrito de La Mancha tanto como el que más sin recibir una palabra  El Sembrador-93 le hizo sentirse un poco profeta en su tierra. Desde que llegó a La Solana en 1941, ahí ha quedad en las hemerotecas su labor ingente como escritor. Sus crónicas, informaciones, artículos, cuentos y versos llenaron muchas páginas de la prensa provincial, regional, nacional y hasta extranjera. ABC, La Vanguardia, Puerta de Madrid, Ya, Lanza, Dígame, Diario de Navarra, Blanco y Negro, Siembra, Gaceta de La Solana…

Para él no había Navidad, feria, carnaval o largas vacaciones. Escribía cada día en su clásica máquina de escribir que compró en 1950 con las primeras pesetas que ganó en su inolvidable Diario Madrid. Viajero romántico desde los montes de Fuencaliente a la llanura de Criptana, y desde La Santillana de La Mancha (Infantes) hasta la cueva de Medrano. Acompañado por su inefable paisano y amigo Torres Lafont.

Luis Díaz-Cacho. "Miguel era uno de los nuestros. Era capaz de elaborar un artículo con el mero mimbre de la observación. Le emocionaba esta tierra que lo atrapó con el abrazo de los sarmientos en otoño o con el roce sincero de las espigas en mayo. Le añoro con sus periódicos bajo el brazo, cruzando siempre las mismas calles y las mismas ventanas con el paso decidido con el que siempre caminó su vida". 

Homenaje a Miguel García de Mora, “El Narrador de La Mancha”