Y es que por muy decisiva que sea esta semana, da la sensación de que todo el pescado está vendido. No existen demasiadas posibilidades de un pacto de última hora o de una abstención in extremis que impida que volvamos a vernos ante las urnas a finales de junio. Todo ha conspirado para ello: el inmovilismo de Rajoy, el fracaso del dúo Sánchez-Rivera y el portazo de Iglesias. Los políticos no han estado a la altura de los votantes, y eso hará que los votantes tengamos que elegir otra vez entre los mismos políticos. Estamos condenados a que la historia se repita. Y lo que es peor, a que se repitan también (o casi) los resultados.
Porque esa es otra. En esta segunda vuelta de las elecciones se darán, casi con toda probabilidad, unos resultados muy parecidos a los que ahora tenemos y que nos han llevado a este bloqueo sin precedentes. Así que podemos estar hablando de propuestas y contrapropuestas de unos y otros hasta final de año sin que el panorama se aclare. Y es que en todo este tiempo ha dado la impresión de que los partidos no han negociado por convicción sino por resignación. Supongo que será cuestión de falta de costumbre.
Algunos hay que se frotan las manos viendo las encuestas que empiezan a circular por algunos medios. Encuestas que, más que la intención de voto de los ciudadanos, reflejan la línea editorial del medio que las encarga. No obstante, Rajoy se relame pensando que la subida del partido de Albert Rivera le dejará a las puertas de un gobierno con sólo pactar con él. No se da cuenta el Presidente de que el precio que puede exigir la formación naranja puede ser muy alto, empezando por la cabeza del propio Rajoy. Por otra parte, la tan ansiada (por ellos) y ahora al parecer conseguida unión electoral de IU y Podemos puede llevar a esta coalición a adelantar al PSOE de Pedro Sánchez y dejar a esta formación ya definitivamente en la irrelevancia. Veríamos entonces a Sánchez mendigar un puesto en un futuro gobierno de Iglesias, algo que podría resultar divertido de no ser porque lo que está en juego es demasiado importante. Sí, nos vamos a divertir mucho viendo a los políticos jugar su gran juego. Si no pueden pactar, al menos que den espectáculo.
La pegada de carteles de esta segunda vuelta electoral la hemos estado viviendo estos días en el Congreso, en unas sesiones de control en las que el Gobierno daba plantón a los Diputados. Y en unos reproches mutuos entre partidos en los que se acusaban mutuamente de ser los causantes del bloqueo. Y en unos movimientos internos para consolidar el poder de cada facción dentro de cada partido. Y en unos papeles de Panamá que ya se han llevado por delante a un Ministro (y lo que queda). Y en unos casos de corrupción que salpican al PP un día sí y otro también. Ya comenzó la campaña electoral. Una interminable campaña que hará que los votantes se sientan cada vez más hartos de aquellos que se presentan para intentar gobernarles, y que por tanto se quedarán en sus casas en lugar de ir a depositar su papeleta en la urna. Porque, ¿quién quiere perder una mañana de domingo si al final vamos a estar en la misma situación de bloqueo que hasta ahora?
Veremos muchas cosas en estos meses que nos quedan hasta el 26 de junio. El problema es que eso que veremos se parecerá mucho a lo que ya hemos visto. Bienvenidos a esta segunda vuelta electoral. Sólo tengo una pregunta para usted, querido lector. ¿Ha pensado ya a quién va a votar en la tercera?
