viernes. 26.04.2024

Félix Calatayud, más conocido como Félix Albo, llegó a La Solana con Tanatorium, un montaje teatral que juega con el concepto de la muerte. El conocido actor, narrador y escritor valenciano se vale por sí solo para llenar la escena con una propuesta de lo más sabrosa desde el punto de vista escénico, y sobre todo interpretativo. Una persona entra a un tanatorio, se va la luz y se produce un soliloquio sobre las muertes importantes que esa persona ha tenido en su vida. La gran paradoja de la obra es que “habla de la muerte con humor y ternura a la vez, cuando en realidad es un alegato a la vida”.

Preguntado por esa máxima que parece ‘exigir’ a los espectadores de ser adultos y majos, Félix Albo bromea sin bromear. “Es un requisito imprescindible teniendo en cuenta cómo está hoy el humor, con denuncias y censuras que demuestran que vivimos en una sociedad mojigata”. Se refiere a majos de carácter, no de actitud, claro.

En Tanatorium todo sucede en el imaginario del espectador, desde dentro, por eso recibe sensaciones muy intensas a partir de lo que pasa en el escenario. “Yo sólo relato y evoco esas imágenes dentro de la mente de cada cual”, sostiene el actor, muy consciente de que hacer humor hablando sobre la muerte es especialmente delicado, un tabú en toda regla. “A todos nos toca la muerte de cerca de una forma y otra, pero mi humor es así, mordaz y pisando el límite”.

Tanatorium está en plena gira desde su estreno en la feria de Ciudad Rodrigo. “Está funcionando muy y espero que siga así durante mucho tiempo”. Entre tanto, seguirá paseando su humor negro por toda España con las risas, la imaginación volando y los silencios tensos que a veces se producen durante cada escenificación. “Con el humor vas haciendo que la gente baile y a la vez les invito a asomarse a abismos emocionales que me parecen necesarios”. He ahí la distinción del humor que propone Félix Albo, más allá de la risa por la risa. Como el mismo artista dice: “tiene que haber una convulsión emocional”. Por eso, quizás, hay una escena en la que amortaja a su propia tía y, con cosas así, encuentra piropos como este: “nunca pensé que me reiría de cosas de las que nunca creía que me reiría”. “No hay piropo mayor para mí”, concluye.

Félix Albo y su alegato a la vida en Tanatorium