viernes. 29.03.2024

“Ha sido un año intenso y lleno de emociones, pero el esfuerzo ha merecido la pena”. Fernández tenía sentimientos contrapuestos porque ponía fin a este proyecto, pero con el buen sabor de haberlo hecho bien. El objetivo se había cumplido y estaría dispuesto a repetirlo si fuera preciso, aún reconociendo los momentos duros que ha soportado.

La idea nació por su espíritu deportivo y aventurero, lo que unió a un sentido solidario, según recordó. “Que un aficionado a la bicicleta participe en la Titan Desert, es como si un futbolista juega un mundial”, indicó. Términos como “reto”, “sacrificio”, “superación” ó “esfuerzo” simbolizan el sentido de esa dura prueba, argumentó, “algo que está presente en el día a día de Lydia” por sus limitaciones, señaló de forma rotunda. Por eso, este maestro de primaria unió su vena deportiva con la solidaria, intentando ayudar a esta niña a la que da clases de tercero en el colegio Romero Peña.

La Titan Desert es un acontecimiento deportivo de ciclismo de montaña basada en la filosofía del París-Dakar, en la que los participantes compiten durante seis días en el Sáhara marroquí. La dureza de la prueba está marcada por la larga distancia de las etapas y el entorno, con recorridos muy pocos señalizados, donde la navegación y la orientación juegan un papel fundamental.

Fernández afirmó que “hubo momentos duros en la prueba como dormir a dos mil metros de altura con mucho frío ó atravesar dos puertos a dos mil quinientos metros”, indicando que también tuvo problemas con la alimentación.

Por otro lado, recordó la jornada de senderismo que discurrió entre La Solana y su localidad natal de Membrilla, señalando que “fue un momento muy bonito en el que las dos localidades se volcaron”, reuniendo a más de quinientas personas en total.

La jornada de clausura sirvió para resumir todo lo acontecido, valorar lo realizado y agradecer las distintas colaboraciones recibidas para hacer realidad este proyecto. Así lo hizo en la gala, mostrando imágenes de los momentos más destacados.

Los compañeros de clase de Lydia también participaron en el acto final interpretando una original partitura de percusión de la conocida obra la Marcha Radetzky. Y aún hubo tiempo para una sorpresa final con la canción que un grupo de música, patrocinador del proyecto, compuso expresamente para Lydia.

De esta manera concluyó el proyecto, pero la Asociación Lydia Somos Todos continuará desarrollando nuevas actividades próximamente, anunciando una nueva ruta senderista sine die para este verano.

Finalizó el "Proyecto Lydia" habiendo cumplido todos los objetivos