miércoles. 24.04.2024

Con motivo del Día Mundial contra el Cáncer, la Junta Local de la Asociación Española Contra el Cáncer de La Solana, ha querido conmemorar este día con una concentración en la Plaza Mayor. Así la presidenta, María Catalina de Lara, el alcalde Luis Díaz-Cacho y miembros de la Corporación municipal se han sumado a este acto. De Lara quiso dar las gracias a los niños y jóvenes de los centros educativos participantes, así como a la ciudadanía solanera por estar presentes en esta conmemoración.

Uno de cada dos hombres y una de cada tres mujeres van a desarrollar cáncer a lo largo de su vida. Los casos aumentan de forma paralela a los tratamientos de cura. En esta jornada se ha querido expresar el compromiso en la lucha contra una de las grandes lacras del presente.

El alcalde Luis Díaz-Cacho, procedió a la lectura de un manifiesto, cuyo contenido se ha centrado en el Día Mundial del Cáncer 2019: ‘Yo soy y Pienso’.

No importa el día. Ni que hoy sea 4 de febrero, Día Mundial del Cáncer. Cuatro de febrero son todos y cada uno de los días en los que a cualquier persona en el mundo se le diagnostica que tiene un cáncer. El anonimato nos transmite indiferencia, quizás pena. El conocimiento, la cercanía, la vecindad, nos lacera el corazón desde el mismo instante en el que tenemos conocimiento. Las personas jamás estamos preparadas para ello. Tan sólo la palabra nos produce pánico “CÁNCER”.

Si nos detenemos y miramos a nuestro alrededor, con seguridad que en el seno de nuestras propias familias y amistades conocemos a familiares y amigos que están enfermos de cáncer. El cáncer es la lacra del siglo XXI. La ciencia y la investigación luchan cada día por comprender esta enfermedad. La responsabilidad de los Gobiernos ha de suponer un compromiso férreo, blindado, con los recursos destinados a ello.

Pero en este cuatro de febrero que supone cada uno de los 365 días del calendario, quiero poner en valor la individualidad de la enfermedad, la intimidad de cada familia, a la que se le comunica que padece cáncer. La primera reacción es de ‘shock’. El oído filtra el diagnóstico del especialista para intentar no entender lo que le está comunicando. Inmediatamente acaece el abatimiento. Todos los sueños y proyectos vitales y de familia se agolpan en la mente, nos producen una confusión irremediable.

Al instante priorizamos en los demás…los hijos primero (si los hay). Entendemos que el tiempo es demasiado importante y hemos de priorizar.

Asumir la enfermedad con el paso de los días y predisponernos a la batalla supone la aceptación. La figura de los médicos y especialistas, de la familia, de los amigos, de las asociaciones dedicadas a ello, es fundamental para gritar que vamos a ganar esta pelea.

Efectivamente. Nunca demos nada por perdido. La vida es lucha constante. Alrededor hay mucha más gente de la que pensamos dispuesta a atrincherarse con nosotros en esta contienda. Valientes, muy valientes las personas que luchan contra el cáncer. Los niños, primero…las mujeres que padecen cáncer de mama, al lado…todos y todas las demás también.

He visto a la enfermedad de cerca. He visto la fortaleza de mi hermana batiéndose a dentelladas con la enfermedad, decayendo y volviéndose a levantar. Nunca hundida. Esta batalla la ha ganado. No nos vamos a poder relajar jamás en la contienda…Pero, ¿acaso, no es esto la vida? ¿Caer y volvernos a levantar. Caminar de la mano tantas y tantas personas que nos quieren? La vida es vivir cada día, cada instante, plenamente. Levantarnos con la intención de tender la mano a quien nos necesita. Respirar, oler, sentir, abrazar, enamorarnos de todo lo que ocurre a nuestro alrededor…

En este 4 de febrero de 2019, quiero poner en valor a todas las personas y a todos los colectivos (muchos de ellos anónimos, a pesar de ser héroes individuales en el tratamiento y en la atención de cada paciente) por tanta generosidad, por tanto desprendimiento, por tanto amor hacia los demás, sin esperar nunca nada a cambio; si acaso únicamente, una sonrisa o un abrazo.

Globos contra el cáncer en La Solana