Carrascosa ha aprovechado la ocasión para resaltar la capacidad que tiene Cervantes en Castilla-La Mancha “para potenciar la identidad cultural como región” no solo ligado al Quijote, sino al propio escritor y su periplo por Castilla-La Mancha y cómo podemos conseguir dinamizarla y ponerla en el mapa de España y europeo. Esa es, precisamente “una de las mayores aportaciones que podemos hacer en el programa de conmemoración del IV Centenario siendo uno de los empeños que tiene el Gobierno de Emiliano García-Page”, advertía.
El viceconsejero de Cultura ha destacado el gran trabajo realizado por los profesionales del Museo de la Merced poniendo de manifiesto cómo, con escasos recursos, se pueden realizar magnificas actividades. Igualmente, ha puesto en valor la importancia de los museos y bibliotecas, “lugares donde se guarda el conocimiento, pues además de proteger las obras se pueden difundir a la población”, apuntaba Carrascosa.
En su recorrido por la exposición, el viceconsejero reconocía la transformación que ha sufrido la región y, como ha apuntado, “lo que no ha cambiado es el alma de Castilla-La Mancha, somos gente acogedora, trabajadora y emprendedora y contamos con rincones de auténtica belleza”.
Por su parte, la delegada de la Junta en Ciudad Real, Carmen Olmedo, recordaba que la exposición está compuesta con fondos propios del Museo Provincial de Ciudad Real y ha indicado que todas las fotografías que la componen recogen lugares netamente cervantinos. “Fotografías que se realizaron con el objetivo de reproducir La Mancha más cervantina relacionada con el Quijote para realizar una serie de dioramas que fueron a la Exposición universal de Barcelona”, ha manifestado.
51 imágenes y ediciones ilustradas del Quijote
Una colección que se retrotrae al verano de 1926 cuando el pintor manchego Carlos Vázquez y el fotógrafo francés Charles Alberty, conocido comercialmente como Loty, recorrieron La Mancha en busca de escenarios y localizaciones en los que enmarcar las aventuras de Don Quijote. El objetivo de la ruta consistía en obtener una serie de fotografías con las que sintetizar en 6 dioramas el espíritu de La Mancha y de su Caballero Andante para una muestra del recinto Pueblo Español en la Exposición Internacional de Barcelona de 1929.
De aquel periplo quijotesco por La Mancha se han conservado en el archivo del Museo Provincial de Ciudad Real imágenes con escenas del Quijote, composiciones de sus aventuras y lugares cervantinos. La muestra, articulada en 11 secciones, que cuentan con 51 imágenes, más 5 paneles introductorios y vitrinas con ediciones ilustradas del Quijote, prensa y fotografías, pretende explicar la relación existente entre literatura y fotografía en una época en la que la imagen, como consecuencia del excepcional desarrollo de la prensa gráfica, constituía un medio principal para explicar e ilustrar los textos.
Las fotografías que se muestran son igualmente un excelente ejemplo de la doble vertiente por la que discurría la práctica de la fotografía en España en las primeras décadas del siglo pasado: una fotografía poética por influencia del pictorialismo, de tipos, paisajes y costumbres teatralizadas; y una fotografía documental que primaba lo etnográfico, popular y tradicional de la realidad social del momento, en este caso La Mancha de 1926.
Realidad o ficción, las fotografías que se muestran reflejan sin ambages la herencia de la obra de Cervantes en su tierra y la visión idealizada del texto y los lugares que recorrió Don Quijote en la imaginación de su autor, de dos artistas excepcionales: Carlos Vázquez y Loty.
