Los actos comenzaron en la tarde del sábado con la misa en la puerta de la ermita, oficiada por el sacerdote Francisco Maestro, interviniendo en la parte musical el coro de la Iglesia de Santa María. En el ofertorio se presentaron ofrendas, desde velas a flores y el pan y el vino de la consagración.
En la explanada de la ermita fueron muchas las personas que se congregaron, desde las autoridades locales a una representación de cofradías y hermandades y numerosos fieles, presidiendo la imagen de la Virgen de las Angustias, colocada en su carroza y adornada con numerosas flores. Posteriormente comenzaba la fiesta en la parte lúdica, teniendo como novedad la colocación del escenario y la barra del bar que llevan los propios hermanos, y que este año han sido colocados de forma diferente a como se realizaba en las veinticuatro ediciones anteriores, ya que se cumplen las bodas de plata de la fiesta. La actuación de los grupos de baile de Salsa Flamenca congregó a numerosas personas, que asistieron a la celebración, así como a la puja de los objetos que habían sido ofrecidos para la fiesta.
La secretaria de la hermandad, Petra María Candelas, no ocultó su satisfacción por el resultado obtenido en la puja, y también por el buen ambiente reinante “se dio muy bien, la verdad”. Y eso que el sábado tenían sus dudas “no me gustaron los números, pero luego sacamos lo que pudimos y superamos la recaudación del año pasado”. Destacaron los 140 euros pagados por la imagen de la titular, los 110 de un cuadro y los 80 pagados por un libro. Como dato curioso, se pujaron dos tartas que simulaban a un costalero y una réplica del paso de la Santa Cruz. Ese dinero irá a parar al gran proyecto de la cofradía: la Casa de Hermandad.
