jueves. 28.03.2024
Sociedad

EN EL RECUERDO: Retrato de un “hombre bueno”, Jesús de las Heras, a través de los ojos de su hijo Javier

Jesús de las Heras Megía, era de Valdepeñas, dueño de una de las Droguerías y Perfumerías pioneras y más emblemáticas en Valdepeñas que llevaba su nombre y que estaba ubicada en la calle Pintor Mendoza, en el número 13, y cuya principal diferencia desde que se fundó en noviembre del año 1969, era haber sido también la primera perfumería en la localidad. Jesús murió en febrero de 2016 y su hijo Javier de las Heras, que es fotógrafo, ha querido a través de este retrato hacer un homenaje a su padre, al que define como “un hombre bueno y con un gran sentido del humor”.

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Javier con su padre, Jesús de las Heras Megía

Javier cuenta que su padre era farmacéutico y que, aunque era de Valdepeñas, ejercía como tal en Villanueva de la Fuente donde conoció a su esposa, Esperanza Castillo Cantos, una joven de la que se enamoró y con la que se casó: “Mis padres vivieron un tiempo en Villanueva de la Fuente, pero luego se vinieron a Valdepeñas, además de la forma más casual: resulta que mi padre vino a comprar un coche y lo que hizo fue comprar una casa. Llegó a Villanueva y le dijo a mi madre lo que había hecho. Mi madre le contestó: entonces seguimos con la moto”. A partir de ahí se afincaron aquí para toda la vida.

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Fue entonces cuando Jesús de las Heras montó el negocio de la Droguería y Perfumería: “La Droguería de mi padre fue de las pioneras, junto a la de Arturo Espinosa. Mi padre decidió innovar en aquellos tiempos convirtiéndola también en perfumería, donde todo se vendía a granel: la laca, la colonia, el insecticida. Eran tiempos donde se reciclaba y la gente iba con sus botes de plástico a que se los rellenara con esos productos. Recuerdo que le decían échame un duro de laca o un duro de colonia”, explica Javier.

Antes de eso, Jesús también fue profesor de Educación Física en la Academia Militar de Toledo “como ves mi padre ha hecho de todo”, dice Javier con gran sentido del humor, quien también recuerda como el jefe de su padre antes de volver a Valdepeñas le dijo que le facilitaba las cosas para montar una farmacia propia en la calle Serrano de Madrid, pero "a mi padre le gustaba la vida sencilla y tranquila en Valdepeñas y no aceptó”.

La Droguería y Perfumería de Jesús de las Heras estaba situada en la céntrica calle Pintor Mendoza, un lugar donde “cuando mi padre abrió su negocio solo había naves o cercados y sus amigos le decían que estaba loco por lo que iba a hacer. Poco a poco empezó a conseguir, lo que entonces se llamaban parroquianas (clientes) y ahí estuvo muchos años hasta que se jubiló en 2002, después de 32 años”, cuenta Javier.

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Como anécdota Javier explica que había veces que tenían que cerrar el establecimiento durante unos minutos al día “porque se llenaba y la gente no cabía, así es que cerrábamos para que no entrara más gente y según iban saliendo, íbamos abriendo, se formaban colas en la puerta. Algo que ahora es impensable”.

También recuerda con mucho cariño como su padre aconsejaba a las clientas sobre los productos y estas se fiaban de él: “Llegaba alguien y le decía tengo muchas moscas en casa, el les decía pues echa este producto en el cubo de la fregona cuando friegues el suelo y verás cómo no acuden las moscas, y daba resultado”.

Jesús de las Heras, era un hombre detallista con su familia y con sus clientes: “No le gustaban las complicaciones en la vida. Murió con 83 años y sabes lo que me dijo antes: me estoy muriendo, pero mira que me fastidia morirme. Guardó su sentido del humor  hasta el último momento”, añade su hijo.

Javier dice que aún hay mujeres mayores que entran a su establecimiento “Fotos Chiquitín” y le dicen “vaya puñeta que me hizo tu padre con cerrar la droguería”. La gente lo recuerda con mucho cariño e incluso hay quienes aún no se han enterado que falleció en el mes de febrero, supongo que porque coincidió con el carnaval”.

Para Javier y su familia el recuerdo de su padre solo le aporta cosas buenas, puesto que “era un hombre sencillo, buena persona, se hacía querer, tenía buen corazón y ha sido siempre muy familiar”.

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