sábado. 20.04.2024

Los Jóvenes, el 15M y Podemos.

Pertenezco a una generación acomodada, al menos, bastante más de lo que fue la de nuestros padres. Una generación que ha tenido la oportunidad de ser y formarse para lo que quería ser. Una generación que cuando fue consciente de la política y su influencia en la vida pública, no entendía que estuviera tan alejada de su realidad.

Pertenezco a una generación acomodada, al menos, bastante más de lo que fue la de nuestros padres. Una generación que ha tenido la oportunidad de ser y formarse para lo que quería ser. Una generación que cuando fue consciente de la política y su influencia en la vida pública, no entendía que estuviera tan alejada de su realidad.

Era el año 2011, el poder político se lo repartían dos partidos que aunque decían diferenciarse en su ideología (“izquierdas y derechas”), en la práctica era difícil encontrar diferencias sustanciales: intervencionismo en beneficio de sus intereses. Se trataba de partidos jerárquicos, con estructuras cerradas, en las que el mérito no era sinónimo de promoción y sin embargo, el clientelismo sí lo era de éxito. Ese año, España alcanzaba una de las mayores tasas de paro de su historia reciente y sobre todo lo hacía en desempleo juvenil, dibujando una perspectiva nefasta para esa población adolescente. Ese contexto da lugar al 15M.

Un movimiento espontáneo, singular, sin ideología, y apartidista.  Un grupo de jóvenes que no entendía la democracia como un reparto de poder entre dos partidos, y que no entendía que la intervención política partiera de unos intereses partidistas. Desde luego, ese movimiento genuino inicial, duro poco, por no decir poquísimo. Después, el movimiento se politizó como no podía ser de otra manera en este país, casi todos los partidos, creo que incluso todos, trataron de pescar en ese río. El 15M hacía visible el problema político que tenía España y las consecuencias que había traído, en concreto, para la gente joven. Surgió como un movimiento-protesta que más tarde empezó a proponer soluciones cuando ya se había politizado.

La politización del movimiento y la aparición de podemos en 2014, hace que hoy, cinco años más tarde, quieran erigirse como herederos de aquel movimiento. Y probablemente para algunos lo sea. Sin embargo, olvidan que muchos jóvenes reclamábamos una modernización de nuestro país. Pedíamos una democracia real, porque no considerábamos ni consideramos que haya una separación efectiva de poderes; protestábamos por la perspectiva de nuestro futuro exigiendo un mercado laboral más abierto que generase más oportunidades y no nos condenase a la precariedad; y nos quejábamos de no sentirnos representados porque dentro de la política, la meritocracia había dejado de ser relevante, para dar paso al amiguismo.

Podemos no ha venido a solucionar ninguna de las reclamaciones que tuvo el movimiento singular que supuso el 15M en su origen. Podemos ha canalizado parte del descontento que se manifestó en aquel 15M, ha aprovechado la situación pero no aporta previsiblemente ninguna solución para que nuestro país se modernice. Y digo previsiblemente, porque es difícil evaluar una solución que cambia a golpe de encuesta.

Puede que Podemos sea heredero de ese 15M politizado, pero desde luego no representa a muchos de los jóvenes que sin estar contentos en aquel momento, sin estarlo hoy, quieren que su país avance,  más allá de soluciones demostrablemente fallidas.

Los Jóvenes, el 15M y Podemos.