jueves. 16.05.2024
CON LA VIDA POR DELANTE

Bienvenidos al nuevo mundo

Amanece, día 21. Y la resaca aún embota nuestros sentidos. Días de intensas y apasionantes batallas dialécticas ya pasaron. Hoy empiezan los hechos, hoy, al igual que ayer, seguimos en manos de las promesas. Solo que a partir de hoy veremos cuáles fueron el principio de la verdad y cuáles tan solo la luz que nos atrajo como polillas. 

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Con ilusión, miles de españoles nos hemos sentido partícipes de la historia. Del principio del cambio. Lo vi en las caras de mis vecinos, en las conversaciones que se extendían en los corrillos a la salida del colegio electoral. “Es imparable, el cambio es imparable”, decían unos y otros ilusionados de poder ir a las urnas con opciones y convicciones. Atrás quedó el bipartidismo y la sensación de no saber si elegir “susto o muerte”, el resultado al fin y al cabo era el mismo. Afortunadamente, muchos, fueron ayer a votar, muchos que habían dejado de creer que servía para algo y todo gracias a esas nuevas opciones que nos han hecho soñar y pensar que estábamos a punto de darle la bienvenida a un futuro mejor, aunque fuese al menos por una milésima de segundo.

Ocurra lo que ocurra, los cuatro años que nos quedan por delante, no cabe duda de que ayer fue un día grande. Para mí y para todos aquellos que nos quitamos una pesada chaqueta de los hombros. Polvorienta y ajada la tiramos al suelo y caminamos en dirección a una nueva perspectiva. El horizonte, hasta hace tan solo unos meses, se me antojaba lejano, difícil de alcanzar. Pero hoy veo las cosas de otra manera. Porque sí se puede cambiar lo escrito, porque una sociedad que no evoluciona en busca de la salvaguardia de sus ocupantes está condenada a degenerar y morir.

Hemos salido a la calle, recordad, hemos ido en contra de las mentiras, de las injusticias, hemos denunciado las continuas violaciones de la Constitución del 78. Porque  sí, señores y señoras, nos han robado, nos han mentido, nos han menospreciado, han recortado nuestros derechos, nos han considerado números y no personas que sufren decisiones que se toman desde una realidad ficticia. Y sí, me siento orgullosa. Orgullosa de la gente que no se conforma y que ha hablado alto y claro en las urnas. Todos esperamos que el nuevo panorama nos permita cambiar lo que no ha funcionado y por fin oxigenar una malograda e intoxicada democracia. Porque somos la maquinaria que mueve España, somos importantes, imprescindibles y por ello elegimos a quien nos representa. Nosotros les elegimos para que se pongan al servicio de un país, y no al contrario. Que no se nos olvide, nunca.

Muchos han mirado atrás estos días, con ojos nostálgicos han recordado las manifestaciones, las luchas, la ilusión que supuso el fin de la dictadura y el principio de una democracia que, desafortunadamente, ha crecido con imperfecciones. Pero ahí está, la tenemos, gracias a los que lucharon por ella en su día. Nuevas ilusiones y nuevas luchas nos traen ese espíritu. Hoy veo manos que quieren afianzar los cimientos de esa democracia que empezó a caminar hace más de treinta años. Es joven, sí, aún le queda por aprender, pero no está perdida.

Bienvenidos al nuevo mundo, bienvenidos al diálogo, al consenso, al cambio. Pero que nadie se alarme, no empezamos de cero, empezamos a crecer.  

Bienvenidos al nuevo mundo