Esta iniciativa, que surge de los padres de los jugadores, pone punto y final a la temporada de la escuela.
Hacer deporte y mantener vivos los vínculos y valores que deben tenerse en este deporte es otro de los objetivos de esta actividad en el que priman la amistad, el compañerismo, el sacrificio y el espíritu de equipo que según los organizadores “son necesarios y obligatorios, tanto en la práctica de un deporte como en la vida diaria”.
El resultado fue lo de menos, ganaron los hijos, pero lo importante era la gran armonía entre todos y las sonrisas y complicidades “que hicieron de este enfrentamiento una jornada enriquecedora”.