Y es que fue allá por el año 1968 cuando Productos Veracruz empezaba a funcionar con una churrería de la mano de los padres de los cinco hermanos que son los actuales dueños de la empresa, tal y como nos cuenta uno de ellos, Juan de Dios.
Más tarde, en torno a 1975, decidieron avanzar en el negocio e introducir sus ahora famosas patatas fritas, que nacieron en casa de sus padres, donde estaba ubicada la fábrica. Fue algo sencillo de producir y podemos decir que una cosa llevó a la otra porque, según Juan de Dios, tenían la freidora donde hacían los churros y la aprovecharon para hacer las patatas.
Y todo lo hacían de forma manual. Algo que sigue igual hoy en día. Seleccionan las mejores patatas, de calidad, tratando de que sean rentables tanto para el agricultor como para ellos, y el proceso que siguen hasta alcanzar el producto final es artesano. "Es una patata artesana, no es industrial, freímos con aceites buenos y eso la gente lo valora", nos cuenta Juan de Dios.
Actualmente, la fábrica de Productos Veracruz está situada en el polígono industrial de Valdepeñas, en la avenida de los Estudiantes, 80 donde se instalaron en el año 2000 y al frente de la misma encontramos a Víctor, uno de los hermanos López Donado.
Con el tiempo han ido introduciendo la elaboración de otras variedades de frutos secos. Pero, sin duda, la estrella de la casa es la patata frita, de la que se elaboran a diario unos 3.000 kilos, llegando a obtener unos 1.000 kilos al día de producto final. No está nada mal si tenemos en cuenta que no solamente se distribuye en la comarca de Valdepeñas, sino que uno de los sitios en donde más se vende es en Madrid y además exportan a otros países como Alemania e Inglaterra.
Y si hay algo de lo que están orgullosos en Productos Veracruz es de ser una empresa de carácter familiar y de la rama agroalimentaria que da trabajo a 12 personas, algo de valorar en los complicados tiempos que vivimos para el empleo. Y sí, reconocen que la crisis también les afecta como a todo el mundo, pero lo que es cierto es que la gente sigue comiendo patatas y churros, unos productos que seguro seguirán muchos años más en Valdepeñas pasando de generación en generación.
