lunes. 06.05.2024

"¿No será bueno, señor escudero, que tenga yo un instinto tan grande y tan natural, en esto de conocer vinos, que, en dándome a oler cualquiera, acierto la patria, el linaje, el sabor, y la dura, y las vueltas que ha de dar, con todas las circunstancias al vino atañederas?”

La Denominación de Origen Valdepeñas produce unos vinos cuyo sabor, color y olor encantan a quienes los consumen. Evelio Alarcón Delgado, enólogo de reconocido prestigio en la zona, nos cuenta que “en la D.O. Valdepeñas las variedades de uva que se cultivan son: para vinos blancos, la Airén y Macabeo, y para vinos tintos, Tempranillo, Cabernet, Garnacha. De unos años a esta parte se ha abierto más el abanico y se ha comenzado a importar variedades foráneas sobre todo francesas.”.

Para Evelio Alarcón, “los vinos clásicos manchegos, han sido los blancos de la variedad Airén, pero han evolucionado debido a las nuevas técnicas y han pasado a ser vinos afrutados, más suaves, más agradables. Quizás también por lo que demanda el mercado. Lo importante del vino, tanto blanco como tinto, es que sean frutosos y fáciles de beber”.

Hablamos de vino y comida. Evelio nos cuenta “que los vinos tintos se pueden maridar con muchas cosas, porque al tener más estructura, más cuerpo que los blancos, siempre debe ir con un plato fuerte, más contundente: carnes. Porque si te tomas un pescado ligero un tinto potente, este va a dejar de lado el sabor del pescado. Cierto es que hay pescados fuertes, en salsa, a la brasa, más sabrosos, que si pueden ir con un vino tinto. Generalmente, son los blancos los que van con platos más ligeros, verduras, pescado, sopas, quesos ligeros. A medida que el plato es más fuerte el vino debe ser más potente”.

Existen vinos blancos que son elaborados para platos de carne, un ejemplo son los Chardonnay fermentados en barrica que son vinos con más cuerpo, más aromáticos y que dan perfectamente con pescados y carnes más fuertes.

Los vinos llamados superiores tanto tintos como blancos suelen ir con todo, son vinos jóvenes, ligeros, suaves.

Evelio nos da unos consejos para los no entendidos en la materia: “quieres tomar una carne a la brasa o un guiso, te recomiendo un Tinto Joven. Que te gusta la caza; un Crianza, un Gran Reserva, vinos ya más complejos. En primavera recomiendo tomarlos semisecos o semidulces, rosados, que están muy de moda, siempre fríos. En Valdepeñas durante todo el año se toman los blancos jóvenes. La mejor época para su consumo es hasta entrado el verano, porque la variedad de uva Airén, a partir de esa época, empieza a decrecer en calidad. Los primeros 6 o 7 meses, es mejor consumir los vinos blancos”.

Algo muy curioso es que los vinos de cada zona maridan bien con los platos típicos de esa zona. Es como si la comida típica de cada Región, Provincia o Pueblo se hiciera acorde con el tipo de vino que se elabora en la zona.

“Así –nos cuenta Evelio- en Rioja un Tinto Joven va muy bien con unas patatas a la Riojana, con chistorra. En Valdepeñas, el Tiznao (plato típico que lleva verduras) le va un Tinto Joven o un Blanco Joven, bien frío. Para unas Gachas o Migas Manchegas, un Crianza, un Reserva”.

Los vinos de la D.O. Valdepeñas han evolucionado mucho debido a la mejora de las técnicas de elaboración, a las técnicas de plantación y poda y que la uva se ha ido guiando dependiendo de la demanda. Actualmente en Valdepeñas hay unas 25 bodegas en funcionamiento y con las técnicas más avanzadas en cuanto a la elaboración de caldos.

La diferencia de los vinos de Valdepeñas con otras Denominaciones está en la climatología y en los suelos de cultivo. Según Evelio “hay que tener en cuenta que en nuestra zona hace mucho calor en verano durante todo el día y el color de la uva varia. No hay tanto color como en Ribera del Duero o Rioja, que su clima en verano es diferente, por el día hace calor y por la noche refresca”.

Un buen vino de un mal vino se distingue por los defectos. Los Vinos Jóvenes Tintos para ser buenos tienen que tener un color rojo intenso, con toques violetas. A la nariz un aroma frutoso (frutas rojas, del bosque) y en boca tienen que ser sabrosos y suaves y sin aromas de tipo ácido sulfhídrico.

Los vinos Blancos han de ser pálidos, los Jóvenes con toques verdosos y en nariz frutoso que recuerde a pera, manzana o plátano. Y en boca suave y que recuerde a los aromas de nariz.

Como bien dijo D. Quijote a Sancho: “Pero no hay de qué maravillarse, si tuve en mi linaje por parte de mi padre los dos más excelentes mojones que en luengos años conoció la Mancha; para prueba de lo cual les sucedió lo que ahora diré: «Diéronles a los dos a probar del vino de una cuba, pidiéndoles su parecer del estado, cualidad, bondad o malicia del vino. El uno lo probó con la punta de la lengua, el otro no hizo más de llegarlo a las narices. El primero dijo que aquel vino sabía a hierro, el segundo dijo que más sabía a cordobán. El dueño dijo que la cuba estaba limpia, y que el tal vino no tenía adobo alguno por donde hubiese tomado sabor de hierro ni de cordobán. Con todo eso, los dos famosos mojones se afirmaron en lo que habían dicho. Anduvo el tiempo, vendióse el vino, y al limpiar de la cuba hallaron en ella una llave pequeña, pendiente de una correa de cordobán»."

 

Sobre vinos y comidas, Valdepeñas una ciudad con solera