A las 21.00 horas se ultimaban los preparativos para llevar a cabo esta experiencia en la que participan todos los sentidos: la vista y el olfato, vemos y olemos los matices de la variedad, el gusto, y el tacto, ya que a través de nuestra boca también notamos la textura del vino, pero según Patricia Pintos, encargada de llevar a cabo esta cata “el vino nos habla, pero sólo a través de cuatro sentidos, pero la guitarra de Álvaro nos ha preparado temas especiales para cada vino”; por ejemplo, para el Sauvignon Blanc (blanco salvaje) la selección musical también se ha representado con una música de aspecto salvaje.
Esta sorprendente manera de ir a una cata, “donde crees que te van a explicar las tres fases para degustar el vino”, pero de esta forma se consigue mucho más: terminas por, no sólo beber el vino, sino sentir por un lado la canción que acompaña a la cata, y por otro lado, se visualiza la historia que te han contado previamente con la presentación del vino, y que es un reflejo también de la leyenda que está escrita en las etiquetas de estos vinos.
Se han catado 4 vinos y 4 tapas: Sauvignon Blanc con Tempura de Verdura (La Rebeldía), Rosado de Garnacha con Tosta de revuelto de bacalao (Los Amantes), y dos crianzas, Syrah-garnacha con cuatro meses de barrica francesa acompañado de Tosta de pollo picante (La Libertad) y un Tempranillo de cuatro meses en barrica americana con con Pástel de chocolate (El Orígen).
