MODA Y SALUD

¡Vamos a ser papás!

Cuando uno desea ser padre o madre, surgen muchas dudas y reflexiones: ¿estaré capacitada ¿Seré un buen padre? ¿Sabré hacerlo como mamá? Una vez que el deseo de ser papás se ha materializado, surgen los miedos, la incertidumbre, las expectativas, los deseos, afrontar la realidad del embarazo y del parto.

¿Estará bien? ¿saldrá todo bien? ¿cómo será? Y cuando llega al mundo el bebé, la responsabilidad, la crianza, más miedos y dudas: ¿Lo hago bien? ¿Me estaré equivocando? Me da miedito…

 

Y claro, es que es esto de ser padres es una tarea que se aprende en el ejercicio del nuevo rol. A medida que tu hijo crece, se aprende. Podemos reflexionar sobre qué tipo de padre quiero ser. Con que cosas de mis padres sí me quiero quedar y cuáles no quiero repetir; y cuáles externas quiero incorporar. Hay veces que esta reflexión la hacemos de forma inconsciente. Otras que tenemos muy claro que nosotros no haremos así, casi siempre refiriéndonos a nuestra propia crianza. Pero hemos de ser conscientes, que para no repetir 
patrones, a veces hay que llevar a cabo un esfuerzo y hacer un ejercicio de conciencia, yaque aprendemos a ser padres y madres de nuestros papás, y en algún momento nos veremos reflejados en su espejo. 

Otra de las vicisitudes que encontramos en nuestro camino a la paternidad son las opiniones, dudas, comentarios, indicaciones, juicios y críticas que llueven desde el momento del embarazo, acerca de los modos y maneras en la que has de cuidar y criar. En ese afán de ayudar, nos encontramos a veces con opiniones y comentarios acerca de nuestra forma de hacer y parecer, que ponen en duda nuestra competencia, nuestras decisiones, y incluso nuestro buen hacer. Cuando una mamá nace, tendría que escucharse a sí misma en vez de a los demás. Como dice Winnicot (pediatra y psicoanalista) “la madre está preparada para una experiencia en la cual sabe perfectamente bien cuáles son las necesidades del bebe… siente que el bebé necesita ser tomado en brazos, o acostado, ser dejado solo o cambiado de posición en la cuna”. A lo que yo añadiría, sabe cuando tiene que comer, o simplemente ser tenido en brazos. Y no por cualquiera, sino por su mamá, que al fin y al cabo es quien mejor le sostiene. Pero a veces las mamás están rodeadas de “deberías” y “tienes” que generan desconfianza en la propia valía, y que dificultan escucharse a 
sí mismas. 

Cada padre y cada madre, cada pareja, ha de establecer una línea interna, para poder decidir qué es lo importante para ellos y tener la libertad de llevarlo a cabo desde el respeto. Hay veces que estas decisiones entran en conflicto directo con los usos y costumbres locales, o con la política familiar establecida, o simplemente, no es lo que otros consideran apropiado. 
En esto de la paternidad, como en la vida, se toman decisiones y a veces uno se equivoca.Pero a cada uno nos gusta equivocarnos en nuestra decisión, no en la ajena. Como en toda etapa nueva, los papás se van a encontrar con dudas, sorpresas, incertidumbres y van a descubrir nuevas partes propias y ajenas. Con cada bebé, nace una mamá y un papá, que tienen que empezar a construirse como tales. 

A este nacimiento acompañan otros: un nuevo abuelo, la abuela, las tías… y reconozcámoslo. El protagonismo no puede repartirse. Habrá que cedérselo a los padres, porque al fin y al cabo, el deseo, la espera y la decisión es suya. Cuidemos que el momento sea de ellos