viernes. 26.04.2024

¿Estará bien? ¿saldrá todo bien? ¿cómo será? Y cuando llega al mundo el bebé, la responsabilidad, la crianza, más miedos y dudas: ¿Lo hago bien? ¿Me estaré equivocando? Me da miedito…

 

Y claro, es que es esto de ser padres es una tarea que se aprende en el ejercicio del nuevo rol. A medida que tu hijo crece, se aprende. Podemos reflexionar sobre qué tipo de padre quiero ser. Con que cosas de mis padres sí me quiero quedar y cuáles no quiero repetir; y cuáles externas quiero incorporar. Hay veces que esta reflexión la hacemos de forma inconsciente. Otras que tenemos muy claro que nosotros no haremos así, casi siempre refiriéndonos a nuestra propia crianza. Pero hemos de ser conscientes, que para no repetir 
patrones, a veces hay que llevar a cabo un esfuerzo y hacer un ejercicio de conciencia, yaque aprendemos a ser padres y madres de nuestros papás, y en algún momento nos veremos reflejados en su espejo. 

Otra de las vicisitudes que encontramos en nuestro camino a la paternidad son las opiniones, dudas, comentarios, indicaciones, juicios y críticas que llueven desde el momento del embarazo, acerca de los modos y maneras en la que has de cuidar y criar. En ese afán de ayudar, nos encontramos a veces con opiniones y comentarios acerca de nuestra forma de hacer y parecer, que ponen en duda nuestra competencia, nuestras decisiones, y incluso nuestro buen hacer. Cuando una mamá nace, tendría que escucharse a sí misma en vez de a los demás. Como dice Winnicot (pediatra y psicoanalista) “la madre está preparada para una experiencia en la cual sabe perfectamente bien cuáles son las necesidades del bebe… siente que el bebé necesita ser tomado en brazos, o acostado, ser dejado solo o cambiado de posición en la cuna”. A lo que yo añadiría, sabe cuando tiene que comer, o simplemente ser tenido en brazos. Y no por cualquiera, sino por su mamá, que al fin y al cabo es quien mejor le sostiene. Pero a veces las mamás están rodeadas de “deberías” y “tienes” que generan desconfianza en la propia valía, y que dificultan escucharse a 
sí mismas. 

Cada padre y cada madre, cada pareja, ha de establecer una línea interna, para poder decidir qué es lo importante para ellos y tener la libertad de llevarlo a cabo desde el respeto. Hay veces que estas decisiones entran en conflicto directo con los usos y costumbres locales, o con la política familiar establecida, o simplemente, no es lo que otros consideran apropiado. 
En esto de la paternidad, como en la vida, se toman decisiones y a veces uno se equivoca.Pero a cada uno nos gusta equivocarnos en nuestra decisión, no en la ajena. Como en toda etapa nueva, los papás se van a encontrar con dudas, sorpresas, incertidumbres y van a descubrir nuevas partes propias y ajenas. Con cada bebé, nace una mamá y un papá, que tienen que empezar a construirse como tales. 

A este nacimiento acompañan otros: un nuevo abuelo, la abuela, las tías… y reconozcámoslo. El protagonismo no puede repartirse. Habrá que cedérselo a los padres, porque al fin y al cabo, el deseo, la espera y la decisión es suya. Cuidemos que el momento sea de ellos

¡Vamos a ser papás!