-¿Cómo te propusieron dar el pregón de las fiestas del barrio de Cachiporro?
El presidente de la asociación Juan Alcaide, Juanjo, y el vicepresidente, Jesús, fueron quienes me lo transmitieron. Me puse muy contento y sentí una satisfacción muy grande. Llevo en el barrio repartiendo el correo 10 años, aunque no vivo en él. Para mí, es un barrio autóctono, junto al del Lucero, el que más solera tiene de Valdepeñas.
-Es un barrio que conoces perfectamente, ¿no?
Llevo 33 años trabajando como cartero en Valdepeñas y hace muchísimos años, tuve también la oportunidad de hacer el padrón municipal, y el primer barrio que me asignaron fue este. Lo conozco perfectamente, es un barrio muy entrañable, hay mucha cordialidad y en él me siento muy bien.
-Tendrás un montón de anécdotas para contar en el pregón…
Muchísimas y si, haré alusión a alguna en el pregón. Por ejemplo, la gente en verano siempre te ofrece algo para beber y hace un mes, cuando cayó el granizo tan fuerte, yo iba de manga corta y enseguida dos vecinas, sin pedirlo, me ofrecieron dos paraguas. Son gente muy amable.
-¿Cómo será el pregón?
Haré una pequeña parte de historia, y sobretodo, contaré anécdotas y cosas cotidianas. No quiero que sea pesado, he visto alguno que anterior, también muy bueno; y a la gente le gusta que recuerdes el barrio, pero que sea ágil.
-¿Qué te parecen las fiestas que prepara la Asociación de Vecinos Juan Alcaide?
Casi todos los años voy. Yo creo que no se tienen que perder barrios como este, donde veo que hay una directiva sana y emprendedora, con ganas. Además de las fiestas, hacen actividades culturales, se mueven mucho y hacen bastantes viajes. Las fiestas de los barrios tienen un enfoque más tradicional: la verbena, la abuela que va con el nieto…
-¿Qué te han dicho los vecinos cuando han sabido que eres el pregonero de sus fiestas?
Soy muy conocido en el barrio y me dejo querer. Ya están con bromas, un amigo que tiene una tienda dice que los tomates ya los tiene preparados para tirármelos. Cuando decidí ser el pregonero, lo hice porque tengo ganas y cariño, sino, no lo hubiera aceptado.
-¿Qué hace especial al barrio de Cachiporro?
Cada barrio tiene su idiosincrasia, pero en este hay gente de todo tipo. Es un barrio con contrastes: lo mismo te encuentras al hombre que va en bicicleta que viene del campo, al que tiene un deportivo de alta gama o a la gente tomando el fresco toda la noche.
También creo que la figura del sacerdote, Don Leandro, es importante. Es una persona estupenda y el barrio está muy familiarizado con la Parroquia.
El colegio tiene un nivel muy alto, siempre están haciendo viajes culturales e intercambios, ha cogido muchísimo auge en los últimos años.
Además, hay bares con mucha solera. En las Siete Esquinas, están el Fogón del Gallino, y Casa Juan, que era la Antigua Taberna de la Pincha, que estaba regentada por una madre y unas hijas que tenían la costumbre de que la casa pagaba siempre una ronda, tradición que ya casi se ha perdido en los bares.
