sábado. 27.04.2024

Agricultores y bodegueros se dieron cita en una actividad ya tradicional que terminó degustando los vinos solaneros de la Cooperativa Santa Catalina, Bodegas Romero de Ávila Salcedo y Bodegas Hermanos Mateos de la Higuera. Félix Yáñez, consumado experto en el mundo de la viña y el vino, ofreció una conferencia previa.

El presidente local de COAG, Alfonso Palacios, reconoció que el año va razonablemente bien, a pesar de no haber llovido mucho y del excesivo calor. “El trigo ha perdido peso por los calores tan tempranos y la viña va mucho más adelantada porque los brotes están grandes y las uvas gordas”. Pero los agricultores cuidan al máximo sus viñas y espalderas, “les falta darles de merendar por las tardes” –bromeó-.

Félix Yáñez fue llamado para explicar técnicamente la situación del sector vitivinícola regional, y cuáles son sus retos, tanto inmediatos como más a largo plazo. También hizo un análisis económico sobre costes de producción, evolución precios y mercados. Preguntado por los efectos de la ola de calor, reconoció que está siendo un año anómalo en La Mancha, aunque sin afectar de lleno. Para la viña, los calores de otros años no afectaron porque había reservas hídricas y la uva tuvo un rendimiento bastante grande. Para este, el cuajado ha sido bueno y el fruto está en condiciones. “Esta ola tampoco tiene por qué afectar demasiado a la producción, ya que el racimo todavía está verde, lejos del embero, y se comporta como una hoja más. Sí hay reserva hídrica superará el estrés”. Además, no hay riesgo de enfermedades como mildiu y oídium por esa falta de humedad.

Lo preocupante de las altas temperaturas es a partir del embero, cuando empieza la maduración; ahí sí es decisivo alternancia térmica entre día y noche, sobre todo que el termómetro baje por la noche y provoque la síntesis de las materias colorantes y los aromas. Si hace calor día y noche este proceso se inhibe.

COAG analizó el momento del sector vinícola en una jornada técnica