“Somos grandes defensores del proyecto europeo y estamos convencidos de que es a través de la educación como se puede entender” –declaró el regidor-. Destacó este año de trabajo con profesionales de la enseñanza de una ciudad con elementos comunes a la nuestra, por ejemplo la vitivinicultura. ‘Hace falta mucha interrelación entre nosotros para conocernos, respetarnos y trasladar este proyecto hacia el futuro’. Cree que no hay mejor forma de hacerlo que con los jóvenes. Apostó por mantener esos lazos de trabajo y hermandad para compartir más cosas entre La Solana y Randazzo. En este sentido, agradeció la carta que hace poco le envió su homólogo italiano. “A ver si podemos hermanar nuestros dos municipios”.
La delegación italiana la forman 5 docentes, que permanecerán en La Solana hasta el próximo 20 de mayo. Uno de ellos es Alfio Tomarchio, profesor de Turismo, que hizo las veces de portavoz. Expresó su felicidad por estar en La Solana, de cuyo proyecto educativo destacó la unión entre las partes. “Nos gusta que la escuela esté cerca de la Administración”. “La Solana es una población cercana a lo que pide la gente y queremos compartir todo lo que hemos aprendido en Italia”. Al profesor Tomarchio le acompañan Patrizia Vinciguerra (Inglés), Anna María Campagna (Matemáticas), Anna Rosa Tempesta (Historia) y Antonino Salmeri (Alimentación).
Eladio Maleno, Jefe de Estudios del IES Modesto Navarro, representó al claustro del centro y afirmó estar muy ilusionados con este intercambio. “Son gente estupenda con la que hemos conectado muy bien”. Explicó que el plan para estas dos semanas será valorar el trabajo hecho y las expectativas para más adelante. “No queremos que esto termine aquí e intentaremos un intercambio ya con alumnos”. El objetivo sigue siendo mezclar experiencias “y que conozcan todo lo bueno que tenemos en La Solana, que es mucho más de lo que pensamos”. También enfatizó el papel de las familias de los alumnos, “siempre están volcadas con las cosas que hacemos”.
La recepción acabó con la entrega de pastas típicas y dulces por parte de la expedición de Randazzo, y de una bolsa hecha con vino y aceite de la Cooperativa Santa Catalina, una guía turística y un libro de poemas.
