jueves. 02.05.2024

El millón y medio de superávit al expirar 2012 y el mantenimiento de todos los servicios abiertos avalarían la gestión. El traspaso del CADIG 'El Pilar' es, a su juicio, un buen ejemplo.

A la hora de recapitular, tiene claro que los impagos de la Junta, que cifró en 8,5 millones de euros, continúan siendo el gran lastre, y lamentó el ninguneo a que están sometidos “no es normal que no nos hayan recibido ni fijado un calendario de pagos”. Las pocas respuestas llegan desde la Diputación Provincial mediante planes de empleo y emergencia. Planes que Toledo no pone en marcha “urge un plan de choque regional o que la Junta nos pague una parte de la deuda para hacerlo nosotros”.

Por eso, destacó el esfuerzo municipal para convocar ayudas de emergencia social y planes de empleo “el escaso trabajo que podemos dar lo repartimos de la forma más transparente y eficaz posible a las familias que más lo necesitan”. No ocultó su pesar al respecto “me quita el sueño los problemas de familias con dificultades de alimentación”, aunque se resistió a ir más allá “quiero creer que no hay casos de pobreza”. Enfatizó el enorme compromiso social de Cáritas, Cruz Roja o los Servicios Sociales.

Sí fue rotundo al pedir perdón a los que “no hemos podido ayudar o no hemos renovado sus contratos”. Al menos, considera que la relación entre los propios trabajadores municipales se ha normalizado “vuelve a ser cordial”.
Los grandes retos    

Sin embargo, Luis Díaz-Cacho no se engaña. Sabe que los problemas siguen ahí. En su hoja de ruta señala cuatro grandes retos. Primero, el desempleo y la atención a familias sin recursos. En segundo lugar, la necesidad de suelo industrial, donde sigue confiando en desbloquear el parque empresarial mediante un acuerdo con el gobierno regional. Un tercer objetivo es continuar con todos los servicios en funcionamiento. Por último, hay que mantener las calles iluminadas, asfaltadas y limpias. Y es que algo en apariencia tan normal ha corrido peligro por momentos –señaló-. Para lograr esos objetivos, dijo estar siempre dispuesto al acuerdo.

En un contexto nacional complicado, Díaz-Cacho fue muy autocrítico con la clase política. Textualmente, dijo que “quienes exigimos esfuerzos económicos incomensurables no pueden tener sueldos desorbitados y quienes nos han arruinado no pueden repartirse pingues beneficios en consejos de administración”. Admite que la política está desprestigiada y la sociedad sin referentes “urge repensar la política y buscar el acuerdo”. Eso sí, se niega a meter a todos en el mismo saco “mi reconocimiento a todos los concejales que anteponen los intereses públicos a sus partidos”.
Volvería a presentarse

En la rueda de preguntas, los periodistas le preguntamos si volvería a presentarse a día de hoy. Su respuesta fue rotunda: “sí, volvería a presentarme, aunque con más conocimiento de las cosas y sabiendo que necesitamos arremangarnos”. Sin embargo, negó que fuera una declaración de intenciones respecto al futuro “es algo que aún no he madurado”.

Por otra parte, prefirió ser conciliador respecto el papel de la oposición estos dos años “aunque ha habido momentos de tensión, creo que nuestra relación ha sido positiva”. Dice haber avanzado en transparencia “no hemos negado ningún documento, como debe ser, y les he ofrecido un sillón en la Junta de Gobierno”. 

Por último, reconoció que la anunciada visita de la consejera de Agricultura, María Luisa Soriano, el próximo 5 de julio para inaugurar la SAT La Serna, será una oportunidad para hablar con ella “en petit comité”. En ese contexto reclamará lo que haya que reclamar, pero aclaró que durante el acto público “seré educado, como siempre”. 
  

 

Díaz-Cacho: “En La Solana estamos mejor que hace dos años, a pesar de la Junta”