El espectáculo comenzó con la presentación de cada uno de los actores y con petición de permiso a la presidenta para que diera comienzo su particular función.
Durante algo más de dos horas, El Popeye torero y sus enanitos marineros presentaron al público encajero su repertorio. Por el coso taurino pasaron toreros, malabaristas, luchadores, policías, payasos, motoristas para hacer las delicias de grandes y pequeños, que no dudaban en interactuar con los artistas y alabar su valentía al enfrentarse a una brava vaquilla que no se lo puso fácil en ningún momento. De forma que se pudo ver algún que otro revolcón y saltos a barrera que parecía imposibles. Al finalizar consiguieron “domar” a la vaquilla y saltaron a la comba con ella y hasta la arreglaron para que luciera guapa, lavándole los dientes, peinándola y ataviándola con gafas de sol y sombrero.
