En declaraciones a la prensa local, admitió que su entrada en esta jungla de literatos fue casual, “empecé a escribir cuando me echaron como fotógrafo publicitario”. Desgracia con fortuna. Desde entonces no ha parado. Además de sus novelas, ha publicado cuentos, obras de teatro y ha escrito guiones de cine. Pero él hace todo: escribe, edita y vende sus propias obras. De ahí su pertenencia a la corriente indie. “Cuando ves que las editoriales no quieren leer y es un círculo cerrado, tienes que buscarte la vida; no quiero que un manuscrito mío lo juzgue una secretaria”. Esto tiene sus cosas buenas, “tengo la suerte de elegir la historia, no que la historia me elija a mi”.
A partir de ahí, no se queja. Afirma tener lectores muy fieles y compradores en muchos puntos de España, incluso en el extranjero. Comoquiera que regenta una tienda en el centro de Almagro, le es más fácil encontrar clientes interesados.
Hace literatura contemporánea, en general, y cuenta cosas de la tierra, con algo de humor manchego. Eso sí, lamenta que nos falte valorar más lo que tenemos. “Los grandes autores manchegos han tenido que emigrar para triunfar”. Cree que seguimos teniendo algo de la antigua Castilla La Nueva. “Dependemos mucho de Madrid”.