¿Y por qué una grulla?
Dice una leyenda japonesa que si pliegas 1000 grullas de papel en origami, los dioses, por tu concentración y esfuerzo te compensarán con cualquier deseo que tengas.... Eso es lo que le contaron a Sadako Sasaki, de 11 años cuando se marchitaba en la cama de un hospital enferma de leucemia a causa de la radiación de la bomba atómica que arrasó su ciudad.
Pensó que no sería justo pedir solo su curación y deseó la paz en el mundo y la curación de todas las victimas de la guerra.
Sadako solo consiguió plegar 644 grullas antes de morir, sus compañeros, vecinos y amigos finalizaron su trabajo con un grito que silenciosamente se alzaba al unísono.
Desde entonces miles de grullas procedentes de escolares de todo el mundo llegan al monumento erigido en su memoria en la ciudad de Hiroshima.
"Hoy nuestro instituto Bernardo de Balbuena grita por la paz. Cada grulla es un alumno que la plegó, un trabajo conjunto, un todos a una, un deseo de paz. Hoy colgadas de nuestro techo vuelan nuestras ilusiones y esperanzas en forma de grullas de colores".
Gracias Sadako, por enseñarnos a volar.
