Desde 1917, las aportaciones de los comunistas en el campo de la educación son más bien escasas y no muy conocida. Ahora se manifiestan aunque no sumaban más de 20 individuos en nuestro pueblo. ANTÓN SEMIÓNOVICH MAKÁRENKO fue el más significativo pedagogo de la antigua Unión Soviética y con reconocido prestigio en todo el mundo de la educación. Después de más de un siglo las cosas no son nada trasladables y el testimonio de unos cuantos jóvenes que manifiestan su oposición a la LOMCE, de cara a la fachada de nuestra Iglesia, me sugiere muchos interrogantes.
Makarenko ha sido pionero en la historia de la educación y supo aprovechar el ambiente que le rodeaba, involucrándose en una acción pedagógica basada en el trabajo y en la práctica.
Utilizaba la disciplina militar. Agrupando a los estudiantes por destacamentos uniformados, con tareas conductistas y utilizando el castigo mediante la presión del grupo y reforzando positivamente la conducta de los estudiantes.
Curiosamente ahora se combate la uniformidad con gestos anticlericales, como si el pensamiento de los creyentes fuera el que motiva una uniformidad que curiosamente hemos conocido en La Habana, en la R.D. Alemana, mucho antes que la moda actual, que no sabemos si es antiautoritaria o facilitadora de otros autoritarismos en nombre de la Fe cristiana, el comunismo, el cachondeo o la decadencia.
Disciplina militar, ya que existía la agrupación por destacamento, la vestimenta a través de uniforme, número igual de niñas y niños (en esto veo un punto muy positivo). Este enfoque fue ideado por Makarenko mediante el método de Ensayo y Error, lo que tuvo sus orígenes a partir de los desórdenes civiles.
La escuela era definida como una colectividad con una meta común, la que era producida por una moralidad comunista, naciendo de la escuela un sistema bien determinado que se denominaba Régimen, que conduce al desarrollo de la disciplina.
El castigo existía y se ejercía mediante la presión grupal y haciendo a los niños participar en lo que dio paso al fomento del desarrollo moral. Esta era la tradición colectivista o régimen como reforzamiento positivo en la conducta estudiantil.
¿Y cuál es el modelo actual de las actuales juventudes antisistema?
¿Será el dictatorial de Corea del Norte o el conocido cubano?
Somos muchos españoles los que estamos a favor de una reforma profunda del sistema educativo, peligrosamente anclado en los desvaríos de un PP trasnochado o de un PSOE traidor de sus antiguos principios. Pero de eso a confiar en la expresión de aquellos que conocemos por su trayectoria en los institutos, donde siempre ha primado lo destructivo, incapaces de formular propuestas viables a “la japonesa” donde no se sigan apoyando más días de huelga y sin actividad, que convierta al mundo docente en una opción de más fracaso en un ranking mundial que ya coloca a nuestra España en un nivel tercermundista.