jueves. 28.03.2024

Igual que Azaña

No es fácil explicarlo. Para que no haya errores, confusiones, ni malentendidos, quiero dejar claro que la Monarquía en los tiempos que corren es un anacronismo. Nacer Rey, por el solo hecho de ser “Hijo de” no tiene sentido, en una democracia moderna, en una estructura política del siglo XXI. Es más lógico, más acorde, un sistema republicano. Pero dicho esto, para que no haya dudas sobre mi opinión, sería justo establecer algunos matices. Todo no es blanco o negro.

Sacar a colación hoy un debate sobre Monarquía o República en España, no es muy oportuno; no es nuestro principal problema que hoy nos afecta. Los españoles sufren otros problemas mucho más dañinos: la corrupción, la desigualdad, la precariedad, la pobreza, la juventud, y un grave desafío territorial. Problemas que con cambiar la Monarquía por una República, -que a mí me gustaría-, no iban a encontrar solución.

La Monarquía que se instauró en la Constitución, fue porque si no aceptábamos esa fórmula, la transición de la dictadura a la democracia peligraba. Manuel Azaña no era republicano. Aceptó la República y llegó a ser su presidente, porque era la única manera de que España fuera de una puñetera vez una democracia.

El rey Juan Carlos, que había heredado todos los poderes absolutos, renunció a ellos para que España fuese una democracia en régimen de monarquía parlamentaria. Como todas las monarquías que quedan en Europa. Hoy en Europa no hay mejores democracias donde hay Republica que donde hay Monarquía. Por tanto yo me felicito por lo que el “Juancarlismo” ha aportado a nuestra democracia.

Ahora bien. La Monarquía tiene que ganarse la función que le otorga la Constitución con una actitud, firme y continua, de ejemplaridad. Ojo, igual que los cargos electos. Un político por el hecho de ser electo no está escusado de tal ejemplaridad. El problema es que esa ejemplaridad ha brillado por su ausencia; en los cargos electos y el los heredados. SÍ a la Monarquía que facilitó la transición a la democracia; pero un NO rotundo al aprovechamiento para enriquecerse. Todos los cargos, electos y heredados, tienen que ser limpios y transparentes como el cristal de Bohemia.

Igual que Azaña