lunes. 20.05.2024

Por pragmatismo

Felipe González, después de haber sacado a España del atraso económico y social en el que nos había dejado años de desigualdad, de guerras y de dictadura; después de habernos dotado del mayor desarrollo económico y social que jamás hubiera soñado España, después de eso, empezó a deslizarse “hacia la senda del liberalismo”. En ese momento se nos dijo, y algunos nos lo creímos, que era “por pragmatismo”.

Felipe González, después de haber sacado a España del atraso económico y social en el que nos había dejado años de desigualdad, de guerras y de dictadura; después de habernos dotado del mayor desarrollo económico y social que jamás hubiera soñado España, después de eso, empezó a deslizarse “hacia la senda del liberalismo”. En ese momento se nos dijo, y algunos nos lo creímos, que era “por pragmatismo”.

Bastantes años después, José Luis Rodríguez Zapatero, después de haber introducido en España las medidas sociales y de igualdad, más ejemplares y más avanzadas de Europa y de nuestra propia historia, hincó la rodilla ante la Europa de la Sra. Merkel, “supuestamente también por pragmatismo”, aquel aciago 10 de mayo de 2010. Se ha dicho por activa y por pasiva que no había otro remedio. Permítanme que lo dude. Más tarde el mismo Zapatero, quizá también con toda la buena voluntad y buena dosis de pragmatismo firmó con Rajoy la polémica modificación del artículo 135 de la Constitución. ¿Por qué no se firmó introducir en la Constitución el bienestar social como un derecho irrenunciable? ¿O eso no era pragmático?

Ya en tiempos de Pedro Sánchez, ha tenido lugar otro hecho bajo el mismo paraguas del pragmatismo. Nos hemos afiliado, y posicionado, de la mano de la derecha, con el “constitucionalismo”. Un partido como el PSOE, que siempre ha sido, y no debe dejar de serlo, “Federalista”. Nos hemos alineado con el PP en la misma línea de hacer frente contra el catalanismo. ¿Es que no se puede defender la “Unidad de España” desde el Federalismo y no mediante el frentismo? El PSOE, un partido federalista, dialogante y tolerante, ha gobernado en Cataluña y en el País Vasco, y no se rompió España. Ahora, “por el pragmatismo”, el PSOE es irrelevante, y con más independentismo que nunca.

En estos días, ¿por pragmatismo?, y derrocada la cúpula del partido, el presidente de la nueva gestora, no sabemos en representación de quién, “se ha visto obligado a romper las barricadas para dialogar con el Partido Popular”, el partido de la desigualdad y la corrupción. No estaríamos ante esta situación si no hubiéramos perdido más de cinco millones de votos… por el “pragmatismo… y por otras cosas”.

Por pragmatismo