Al final, por poco o por muy acertada que sea una campaña de concienciación dudo sobre la utilidad de la misma, más allá de una foto y un cartel gracioso.
De poco sirve que la diversión no se mida en grados o que para divertirse no haga falta beber, porque no ayudará a un consumo moderado de alcohol, al menos no significativamente.
Esa responsabilidad hemos de asumirla como un proceso continuo, algo que empieza mucho antes de Septiembre y acaba mucho más tarde que el día 8.
Disfruten de las fiestas y háganlo con moderación, que la responsabilidad sí se mide en grados.