García-Page aseguraba que ese es el cambio que él aspira a encabezar. “Se trata de recomponer todo lo que ha destrozado el Gobierno de Cospedal durante los últimos cuatro años. En especial, en materia de servicios públicos como la sanidad, la educación o servicios sociales. Se trata de que mejore la economía, pero que esa recuperación sea también social, y llegue a tanta gente que ha sentido que se ha quedado en la cuneta estos años”, decía.
Page recordaba que tanto PSOE como Podemos han dejado claro que no habrá un Gobierno de coalición en Castilla-La Mancha, pero que él aspira a alcanzar un acuerdo para su investidura y para dar un horizonte de tranquilidad y normalidad durante la próxima legislatura.
Sostenía el aspirante a la Presidencia del PSOE que “en las políticas de fondo, en aquello que tiene que ver con el empleo, con la sanidad, o con la educación”, hay elementos que inducen a que se pueda llegar a un acuerdo. “Primero hay que hablar de lo que es importante para las personas. Y luego de lo que es importante para los políticos”, indicaba.
En relación a las críticas que vienen vertiendo distintos dirigentes del PP durante los últimos días sobre la supuesta radicalidad del futuro Gobierno autonómico, ha criticado que “ese discurso del miedo no cuela, la gente no les cree”, y ha mantenido que el espacio del PSOE es el mismo de siempre “el del centro izquierda, el de la socialdemocracia. Moderado en las formas y muy radical en los principios y valores que defiende”.
Y ha finalizado constatando que “la única opción que garantiza la estabilidad es la mía, porque Cospedal, pese a su pucherazo, no tiene mayoría parlamentaria”.