viernes. 26.04.2024

Era como si un ave descomunal hubiera entrado por la ventana, que estaba cerrada y con la persiana bajada. Este aleteo nos estuvo acompañando durante toda la meditación. Cuando lo comenté con el terapeuta, se alegró mucho de que un “enorme angelote” hubiera venido a ayudarnos en la sanación. Y yo, que nunca había creído en nada, ese mismo día empecé a retirarle a Luca la medicación química. De esto hace casi tres años. Su enfermedad no ha desaparecido, pero su evolución es estupenda, y no ha vuelto a necesitar fármacos.

Si los ángeles y arcángeles tienen o no tienen alas, poco importa. Cada persona los percibirá de una manera diferente, adecuada a su sistema de creencias: en ocasiones sentiremos un roce, una caricia, un cosquilleo; otras veces, veremos una luz poco usual, mucho más sutil que la procedente del sol o de una bombilla eléctrica, o puede que percibamos un aroma indescriptible. En la mayor parte de las ocasiones, es probable que ni siquiera nos demos cuenta de su presencia. Pero están cerca de nosotros. Y nos ayudan constantemente.

Los ángeles integran el llamado Grupo Solar (Ángeles y Arcángeles) y el grupo de los guías o ángeles de la guarda. Ellos nos cuidan, nos aman y nos aportan valiosa información para nuestro avance espiritual.

Los cuatro Arcángeles que, en este momento, están ayudando más a la Humanidad son Miguel, Gabriel, Rafael y Uriel. De todos ellos, siento especial predilección por el Arcángel Miguel, con quien trabajo a diario como transmisora de sus poderes de protección y limpieza. Él puede ayudarnos a superar los miedos y las dudas acerca de nosotros mismos, y a fortalecer la fe y la buena voluntad. Podemos pedirle protección ante todo tipo de peligros físicos, así como contra las fuerzas de la oscuridad. Con su espada, nos ayuda a cortar cualquier atadura de índole espiritual, astral o de magia primitiva. La capacidad del Arcángel Miguel y sus ángeles de protección aumenta cuando les invocamos diariamente.

Gabriel, el arcángel que anunció a María su inmaculada concepción, ayuda a las mujeres para que queden embarazadas y protege sus meses de gestación. Reúne a las personas distanciadas, pacifica el hogar, e interviene siempre que se lo invoque para apaciguar a las personas enfadadas.

El Arcángel Rafael es el ángel de la sanación. Protector de los enfermos, su auxilio está cuando hay enfermedad, dolor o aflicción. Protege los matrimonios y cuida de la felicidad en los hogares. Sus ángeles rodean los centros de salud.

Uriel es el Arcángel encargado de cuidar las tierras y los templos de Dios. Su misión es la de alcanzar favores a los seres humanos que pasan por etapas de duros aprendizajes en el destino. Cuida de su integridad y alivia a quienes se fatigan con el trabajo diario.

Los otros tres Arcángeles son Jofiel, Chamuel y Zadquiel. El Arcángel Jofiel es un ángel de iluminación al que podemos pedir sabiduría, conocimiento, entendimiento, inspiración y ayuda para los estudios. También es un buen aliado para superar adicciones, hábitos y apegos dañinos. Nos ayuda a comunicarnos con nuestro ser superior interno, así como a entender y asimilar nuevas ideas o conceptos.

El Arcángel Chamuel brinda su apoyo hacia aquellas personas que se encuentran solas y con falta de amor y respeto. Lleva compasivamente a las personas al reencuentro y la paz. Protege contra la envidia y elimina toda sensación de amargura.

La influencia de Zadkiel se hace sentir en el momento en que estamos transitando por situaciones difíciles, ya que su misión es la de alcanzarnos el perdón y llevar nuestras cargas espirituales. Desata los encadenamientos que impiden nuestra realización en el amor y la verdad.

Por último, los guías o ángeles de la guarda son los más próximos a la Humanidad y se ocupan de nuestra evolución espiritual. A medida que avancemos hacia una época de mayor luz y amor en el planeta, no necesitaremos que estos ángeles sean nuestros guardianes, sino que se convertirán en compañeros entrañables hacia una conciencia cada vez mayor.

 

¿Los Ángeles tiene Alas?