domingo. 28.04.2024

En otros casos son vistos con una sexualidad exacerbada. Muestran una energía y un interés exagerado con la erótica propia y la de los demás.

Ante este tipo de situaciones la Sociedad suele mantenerse en su zona de confort. Es decir, se encierra en su concepto, sin pararse a reflexionar mucho sobre ello,  de que todo es normal. La Sexualidad sólo se desarrolla entre gente joven, heterosexual, europea, de forma reproductiva,… Por ello, estas personas no encajan ahí. No nos damos cuenta que todo el mundo tiene sexualidad. Su sexualidad. Creemos, queremos creer, que estas personas ni son deseables ni son deseantes.

Esta pobreza nuestra de Sexualidad se la queremos trasladar a ellos: la Erótica reducida a la genitalidad, al coito, a la penetración. Cuando lo que nos erotiza son cosas de lo más diferente a cada cual. Pasando por alto las necesidades físicas y mentales de relación, los deseos de obtener cosas, ilusiones y proyectos. Cómo ligar, como obtener cariño, afectividad, ternura; y como darlos. Como criaturas sexuales que somos vamos conformando nuestra Historia sexual con nuestra experiencia intersexual, interpersonal, de relación entre los sexos, entre las personas. Y esta experiencia no tiene que ser necesariamente erótica. También es cómo se habla de sexo encasa, qué pasa cuando hay algo en la televisión, qué reacción existe cuando hay un beso, una caricia,…

El hecho de que haya personas que están institucionalizadas, de que estén a cargo de otras personas, de que estén tuteladas; no supone que estas tengan que estar en régimen de supervivencia. Todos sus derechos están protegidos y, al igual, que les enseñamos a desenvolverse con autonomía a la hora de hacer la comida, debemos preocuparnos porque sean capaces de ser autónomos a la hora de relacionarse, entenderse, tocarse, sentir y amarse con otras personas y a sí mismos. Tienen derecho a lo que pueda tener cualquiera.

Podemos encontrar que las personas que son responsables de la persona con diversidad funcional intelectual nos demandan a los profesionales una terapia psicológica o sexológica sobre esta persona. Pero cuando preguntamos a la Persona no tiene esa demanda, no ve la necesidad de estar allí para que otra persona más le controle este ámbito de su vida. Y probablemente yo o esté de acuerdo. No le hace falta estar ahí y sí les hace falta a sus padres o tutores. En realidad demandan saber cosas sobre su propio cuerpo, o sobre el de otras  personas, cómo son las relaciones interpersonales, aclararles conceptos que ellas mismas no saben que son erróneos.

Pero la Realidad es otra bien distinta cuando el mundo mascapaz habla, se comunica y observa con el discapaz; con ese ser único que es. Encuentran a alguien que tiene no sólo unos genitales, una fisionomía masculina o femenina, sino a alguien con deseos, fantasías y fantasmas, miedos, ganas de conocer, disfrutar, crecer,… ¿Como todo el mundo? Yo me atrevo a decir que No. Sino a su modo particular. Y lo siguiente que me atrevo a decir es que, en muchos casos con sexualidades Masválidas y Mascapacitadas.

Alberto Jiménez Ramos

Sexólogo-Psicólogo. Colaborador del Gabinete Vínculos

Pueden enviar sus dudas o consultas a [email protected]

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