Para Sánchez, el vínculo y la relación de apego del bebé con su madre o cuidador principal “protege y prepara al niño a lo largo de su desarrollo, posibilitándole confianza y seguridad”.
Según esta experta la importancia que tiene que las madres estén informadas en el neurodesarrollo infantil, sabiendo qué es esperable y que no, posibilita que los pequeños crezcan en un ambiente respetuoso, confiable y seguro, que les permitirá convertirse en adultos no solo más felices, sino también más sanos. “Es una medida preventiva realmente eficaz”, añade Sánchez.
El vínculo es el hilo conductor de la relación madre-hijo, que es la que posibilitará que la relación con uno mismo y los demás se establezca desde ese primer lugar en el que hemos vivido. De ahí su importancia, y la necesidad de ser conscientes que en el proceso de crianza, cuando hay alteraciones (separaciones tras el nacimiento, situaciones de riesgo, partos intervenidos...) hemos de ser conscientes de las consecuencias para posibilitar un mejor desarrollo de nuestros pequeños. Atender a las necesidades del recién nacido, posibilitarle un espacio de calma, contacto piel con piel y lactancia materna son algunas de las cosas más importantes a tener en cuenta en el establecimiento de un vínculo de apego seguro.
Además, se habló de la importancia del cuidado de la madre en esta etapa, ya que es la figura de sostén principal. Ella (o el cuidador principal o figura de apego) es la que posibilita ese primer lugar seguro al bebé, atendiendo a sus necesidades, por lo que es necesario que ella también pueda ser sostenida y cuidada, para posibilitarle un lugar de fuerza. La labor de las madres es, no solo la de sostener a sus bebés, sino la de "sostener al mundo".