Años después de mi regreso de Cerro Muriano (Córdoba), en donde presté el servicio militar, propuse a la Junta de Gobierno de la Muy Ilustre y Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús Caído y María Santísima de la Esperanza, de Valdepeñas, que se le otorgara la Presidencia de Honor a las Fuerzas Armadas, y tras su aceptación, se hicieron los tramites oportunos teniendo como punto de referencia la antigua Capitanía General de la Región Militar Centro y la primera Unidad de contacto fue el desaparecido Regimiento de Artillería, Información y Localización de guarnición en Ciudad Real.
Camino ya de 30 años desde que se produjo esa feliz circunstancia, los hermanamientos y vínculos de la citada Cofradía con los Ejército de Tierra y del Aire, así como con la Armada, están muy consolidados, y hay una gran cooperación mutua.
Opino que cuando más se conoce al estamento militar, más se le quiere. Las Fuerzas Armadas, durante las 24 horas de los 365 días, ayudan a preservar la inestable paz internacional, protegen la seguridad de España a través de la vigilancia de los espacios terrestre, aéreo, marítimo y cibernético, y colaboran en numerosas tareas de protección a los ciudadanos, a la sociedad a la que sirven por mandato constitucional.
En mis continuos contactos con múltiples unidades militares, observo la buena preparación profesional y la demostrada calidad humana de sus componentes, poniendo su vocación de servicio a disposición de los demás.
Actualmente están presentes en doce escenarios internacionales, y es loable su espíritu de sacrificio en situaciones de catástrofe.
Estoy convencido de que la identificación es cada vez mayor entre los ciudadanos y sus Fuerzas Armadas, y por eso me satisface mucho que me hayan concedido esta condecoración, que uno con gran cariño a la que en mayo de 2013 me entregó mi admirada Guardia Civil.
Reitero el agradecimiento a quienes he citado al principio de este comentario y agradezco las innumerables muestras de afecto recibidas desde puntos tan insospechados como Líbano, Alemania, Italia y de todas las Unidades con las que la Cofradía de la que soy Secretario General está hermanada, y de todos los ciudadanos de Valdepeñas o donde quiera que residan, que se han alegrado de esta concesión que debo entender que habré hecho méritos para poder lucirla junto a mi corazón agradecido.