sábado. 18.05.2024
Opinión

De la deuda

La deuda viva, contraída por el Excmo. Ayuntamiento de Valdepeñas en los últimos años, esto es, la deuda por la que se pagan aún intereses asciende a 31 millones de euros. Y sólo Dios sabe cuántos intereses habremos ya pagado por la deuda amortizada en los últimos once años. Si los intereses de dichos ejercicios anteriores – hipótesis teórica – supusieran el mismo montante que el pagado en el último ejercicio en concepto de intereses – y eso que ahora están mucho más bajos – la cantidad ascendería a 29 millones de euros, 29 millones de euros tirados a la papelera o a las aguas traidoras del Jabalón, de los que sólo se han beneficiado media docena apenas de sucursales bancarias. 

251114 VA-PLENO 2

Ya decía Mark Twain que no hay mayor amigo de los banqueros que un gobernante derrochador.

Cuando se tiene una deuda tan mastodóntica, que mama ya con dientes las ubres de la Administración local, como cierto animal antediluviano llamado mastodonte, el Ayuntamiento queda bloqueado, sin oxígeno con el que cumplir sus objetivos propios, y sus pocos recursos sólo le dan para emplearlos en la propia institución, en la nómina de los funcionarios o empleados públicos que le sirven y que nos sirven.

Si la deuda soberana supone el crédito y la confianza de los inversores, o fe internacionales en la solvencia de una nación, hasta el punto de que la escuela saintsimoniana considera mucho más positiva la deuda que los impuestos ( ya que el crédito bancario funciona como motor y freno, estímulo y regulador, impulsor y director, provocador y coordinador de la economía nacional ), la deuda de rango inferior sólo constituye un lastre, una pesada rémora, un dispositivo desactivador de la acción política. Si bien el Partido Popular se opone a que las Administraciones locales y autonómicas vivan en superávit, pues ello perjudica el dinero “activo” y aumenta el dinero “muerto” e inerte, apuesta porque estas Administraciones alcancen poco a poco el déficit cero, que supone, por una parte, no tener de sobra un dinero que debe estar en los bolsillos de los ciudadanos, en donde es mucho más útil económicamente hablando,  y por otra, no hacer cargar a la sociedad con el aventurerismo político de políticos imprudentes y atrevidos.

Decía el gran filósofo británico David Hume que el Parlamento y los representantes del pueblo no deberían tomar decisiones que hipotecasen la vida de las generaciones futuras, sino que de tales decisiones sólo deberían correr los riesgos su propia generación de representados; y aunque la Historia de la Democracia ha demostrado que ese noble y muy democrático desiderátum humeano es imposible de conseguir debido a la lógica de los sucesos, concatenada en una sucesión ininterrumpida de causas y efectos, sería conveniente al menos que los políticos pensasen que los futuros ciudadanos se merecerían tener la misma tranquilidad que tales políticos quieren para sus hijos y nietos. Es por ello que el Partido Popular considera que la deuda de nuestro Ayuntamiento deberá ser uno de los principales focos de debate en las Elecciones Locales de 2015.

 

De la deuda