Siempre se ha dicho que en comunidades como Valencia o Madrid, por citar un ejemplo, ciertos, no pocos, líderes políticos, “haciendo cosas poco ejemplares” han continuado ganando elecciones. Desde aquí en varias ocasiones hemos denunciado este fenómeno como muy poco ejemplarizante. Antidemocrático, se podría decir. El votante es también responsable de lo que ocurre porque con su voto certifica la responsabilidad o la irresponsabilidad de algunos políticos.
Pero, ¡Hombre! Llegar a hacerle pasear por un suelo de pétalos e hinojos…. francamente, me ha parecido un tanto exagerado. Quizá sea simbólico; quizá otros lo hagan de otra manera. A partir de ahora, habría que recomendar a los organizadores de la procesión del Corpus en Toledo que cambien de plantas umbelíferas, aunque solo sea por no parecerse. Pero hablando en serio: ¿Por qué ocurre este fenómeno? Es un fenómeno sociológico, además de ser, en buena parte, el origen de la enorme crisis política que nos afecta por los cuatro costados. ¿Quién tiene la culpa?
Muy sencillo. Hay que preguntarse, o preguntarle a los afectados, los favores que han recibido para verse obligados a compensarlos con estos signos externos, con esta algarabía, con este alzamiento a los altares, incluso con el apoyo incondicional en las urnas. Porque no concibo a nadie tan irresponsable como para aplaudir ciertos comportamientos. No. Es el pago de un peaje. “Mira, mira: A mí dame pan y dime tonto”. Al beneficiado por el peaje le va la marcha. ¡Qué siga mucho tiempo! A mí plin. A mí: “fenómeno”. Le tiro pétalos y lo que sea. Pero…. También son responsables, culpables, los que hacen delinquir a las flores.