lunes. 06.05.2024
OPINIóN

Independencia fallida

Una vez más los catalanes quieren imponer su visión sectaria y reduccionista de la Historia,  pretenden de convertir esa nación hispana en “cortijo” de sus gobernantes nacionalistas en una nueva versión del Consejo de Ciento, que como en el caso de Pujol se enriquecen más fácilmente con su monopolio que compartiendo el solar común de esta España...

ASALTO A BARNA (1) (Copiar)

 Cuando la corrupción de los partidos gobernantes en la alternancia está palpablemente descubierta, se hace necesario un cambio de rumbo como ya he apuntado en otros artículos publicados.

La desconfianza hacia la Dinastía de los Borbones comprometió al reino de Aragón en 1706, coronando en Barcelona al que fuera Carlos III de España frente a la pretensión de Felipe de Anjou que implicó a Francia e Inglaterra en una fratricida guerra que puso en riesgo la unidad de España y ocasionó según muchas estimaciones más de un millón de muertos.

Así se coció la primera de las mentiras: La caída de Barcelona no por una independencia de Cataluña, sino por el enfrentamiento entre Austria y Francia, convirtiendo ese 11 de septiembre de 1714 en la conmemoración del Día Nacional de Cataluña auspiciado por una burguesía que no cejó en sus aspiraciones de monopolizar el poder en beneficio de las familias del Consejo de Ciento al servicio de sus intereses  hasta 1934 .

La reciente promulgada II República en un ambiente de crispación social, también fue aprovechada por los nacionalistas catalanes para anunciar hace 80 años el Estado Catalán de la República Federal Española...

Parece que la historia se quiere repetir y hoy el mismo partido ERC parece que “saca el pecho” ante un dubitativo e inoperante gobierno de un Rajoy que no sabe atajar los problemas que se ciernen.

El Gobierno de la II República actuó con coraje y la propia compañía de mi padre de los Guardias de Asalto con refuerzos militares del General Batet dio al traste sin sangre la aventura secesionista y solo bastaron  unos  cañonazos de aviso contra el Palacio de la Generalitat y el Ayuntamiento.

El testimonio de mi padre me trasladó de niño el agradecimiento popular de Barcelona  por la acción de ese cuerpo republicano que les “liberaba” de las pretensiones de la burguesía catalana.

Parece que los niveles de corrupción y un sistema autonómico propiciado por la Constitución de 1978 solo ha servido para contentar a una “casta política” y poner de manifiesto la fragilidad del Estado... ¿se repetirá la misma  historia?

Los que hemos trabajado muchos años en América Latina, damos fe del sentimiento de pena por la decadencia que va teniendo la ejemplaridad de esta nación que inspiró  la constitución de muchos países que no han heredado estos vaivenes que tanto nos debilitan.

Independencia fallida