Según una nota enviada a este periódico, los vecinos de la zona donde se está realizando la remodelación de la calle Seis de Junio, más conocida como la calle Ancha (y que en breve será conocida, según algunos ciudadanos, como “estrecha”) se quejan de cómo cada día tienen que sufrir "ruidosas mañanas con escalofriantes y tremendos movimientos de tierra provocados por las máquinas excavadoras, socavones de más de un metro en entrada a edificios, viviendas y negocios, dejando en varias ocasiones sin acceso a ellos, agujeros sin paso, cristales en movimiento, grietas en escaleras y portales, rotura de baldosas, líneas de teléfonos cortadas y de gas. Además de pasarse mañanas enteras sin agua corriente, sin previo aviso, coches arañados, luminosos dañados y fortuitas caídas de personas mayores".
Estos vecinos cuentan cómo "los coches, al no estar la zona debidamente señalizada, circulan por zona prohibida, como los obreros trabajan sin casco, y un largo etcétera de errores que se están cometiendo con estas obras en Valdepeñas".
Los vecinos se preguntan "dónde estaban los policías municipales en momentos en los que eran requeridos, como cuando los peatones intentaban cruzar la peligrosa rotonda de Juana La Galana", que según estos vecinos: “bien orgullosa debe estar de sus valientes paisanos, solamente por el hecho de verlos pasar delante de ella con el riesgo que conlleva”. La nota sigue diciendo que "a buen seguro en la Guerra de la Independencia, los soldados de Napoleón no encontraron tantos agujeros y socavones juntos para transportar a sus tropas".
"Sobre todo pedimos profesionalidad"
Los vecinos de ese tramo de la calle Seis de Junio, durante estos meses, han vivido situaciones "delicadas y arriesgadas", viendo pasar "con dificultad a mamás con cochecitos de bebés, a personas mayores con un discapacitado en silla de ruedas, carritos de la compra, mayores con andador, personas invidentes". Y como bien decían los mayores de la zona: “un día te levantas y tienes acera, al día siguiente no hay acera, en su lugar un agujero, o ese señor que intentó entrar en su casa y no pudo porque no había acceso de entrada, porque seguro que a alguien se le olvidó poner un paso”.
Estos vecinos consideran que "se pueden cometer errores, porque somos humanos, pero hay que ser profesionales".
Según estos vecinos, "en las ciudades del siglo XXI, caracterizadas por una Arquitectura sin barreras, con algunas excepciones, no se deberían, ante obras de esta envergadura, consentir todo este tipo de inconvenientes para los vecinos, que tan solo piden profesionalidad tanto al Ayuntamiento como a la empresa que realiza la obra".
