viernes. 03.05.2024

Muchos asocian la palabra a aquellas producciones de Sudamérica, particularmente México y Venezuela, que nos hacían conciliar el sueño más rápidamente en las siestas; pero resulta que en Valdepeñas también tenemos culebrones, oiga. Sólo que los de aquí son de carácter político-judicial y en la mayoría de ocasiones sólo dan asco.

Hace ya más de 8 años, el entonces Presidente local del PP en Valdepeñas y candidato a Alcalde, Antonio de la Torre, presentó una querella criminal contra el candidato del PSOE Jesús Martín y el abogado Francisco Delgado acusándoles de prevaricación y otras cosas muy feas. La querella se archivó, y el denunciante pasó inmediatamente a ser denunciado por denuncia falsa. De resultas de aquello se averiguaron 2 cosas: que el dinero de la fianza para la querella primitiva no había pasado por la contabilidad del PP, y que el documento que facultaba a Antonio de la Torre para actuar en nombre del partido tenía falsificada la firma de la Secretaria Local. Desde entonces, se han ido sucediendo maniobras dilatorias por parte del propio Antonio de la Torre que han hecho que el proceso lleve tanto tiempo en los tribunales. Pero ya se sabe lo que dice el refrán: "la Justicia, aunque cojeando, siempre acaba cazando al presunto criminal en la carrera"; así que en los últimos días se ha producido el penúltimo episodio de este culebrón, que no ha sido otro que confirmar que el Presidente Local del PP tendrá que sentarse en el banquillo acusado de falsedad documental y delito electoral.

Mucho (o no) ha llovido desde entonces. El entonces Alcalde sigue siendo Alcalde ahora. El entonces abogado es hoy además concejal. Y de la Torre pasó por diversas peripecias, que incluyeron dejar de ser Presidente Local, dejar de ser concejal, volver a ser Presidente y recuperar su acta en la Corporación, cargos que ocupa en la actualidad. Lo que no ha cambiado es su afán de vivir de la política; tenía esa intención en 2007, la sigue teniendo ahora, y mucho me temo que la tendrá en el futuro. Pero vamos al culebrón, que no es bueno irse por las ramas en estas cosas.

Una vez producida la noticia, los acontecimientos se han precipitado. En primer lugar, la Ejecutiva Local del PP sacó una nota apoyando a su Presidente, cosa bastante extraña puesto que se redactó sin que hubiera mediado reunión de dicha Ejecutiva. De hecho, este columnista ha podido saber que varios de sus miembros, extrañados de que saliera una nota así sin que se les hubiera al menos consultado, preguntaron al Presidente pluriprocesado y éste les despachó con cajas destempladas. Está claro que la nota la escribió él mismo, sólo que quedaba muy feo poner que Antonio de la Torre apoyaba a Antonio de la Torre, así que se escribió que la Ejecutiva estaba a muerte con su Presidente. Quedó mucho más fino, dónde va a parar.

En segundo lugar, el propio de la Torre dio una rueda de prensa afirmando que él no había falsificado ninguna firma. Puede que sea verdad, pero eso es lo de menos puesto que no se le acusa de ello, sino de utilizar un documento falso en su propio beneficio a sabiendas de que era falso. Quiero creer que de la Torre está bien informado de la acusación que pende sobre él y esto sea un vano intento de revolver las aguas buscando pescar en río revuelto, porque de no ser así vamos peor de lo que suponía. No obstante, no hay que reprochar a Antonio de la Torre que confunda churras con merinas, porque voceros muy autorizados y supuestamente versados en la materia también están en la inopia con esta cuestión y sostienen que se le juzga por falsificación, cosa que no es cierta. Está claro que el nivel periodístico en esta ciudad está acorde con el nivel político, como no podía ser de otro modo.

En tercer lugar, anunció que no dimitiría aduciendo eso de la "presunción de inocencia", que es una cosa a la que se apela para ti pero que se desdeña en el rival. Ya se sabe que se exige la dimisión inmediata de tus adversarios a poco que pasen por la puerta del Juzgado pero apuras todas las opciones cuando se trata de los tuyos; y si los tuyos son tú mismo, mucho más. Los ingenuos que pensábamos que dimitiría para evitar la vergüenza de tener un presidente local del PP sentado en el banquillo de los acusados somos eso, unos ingenuos. Lo más sorprendente es que el Presidente provincial, Carlos Cotillas, ha apoyado esta decisión basándose en lo mismo, la "presunción de inocencia". Curiosamente no hace mucho exigía la dimisión de políticos de otros partidos por el hecho de estar imputados, así que no se comprende muy bien que no la exija ahora que de la Torre está procesado, algo mucho peor. No obstante, es un lapsus comprensible porque la cabeza de Cotillas está ahora en las luchas internas por encabezar listas en las próximas elecciones, que conseguir una sinecura se está poniendo muy caro y difícil.

Y en cuarto lugar, se produjo este lunes un Pleno en el que el Alcalde afeó a de la Torre que no dimita y dijo que la presencia de un presunto delincuente en el Salón de Plenos era una mala noticia para la ciudad. Dijo también que le negaría el debate mientras la situación no se aclarara. No suelo estar de acuerdo con este Alcalde pero aquí no me queda otra que darle la razón, porque de ser la situación la contraria estoy seguro de que las voces pidiendo dimisiones, mazmorras y galeras estarían todavía resonando por los periódicos. Todo lo que es condenable en el enemigo es disculpable en uno mismo por lo que se ve, pero este ejercicio de autoexigencia es algo que Antonio de la Torre es incapaz de hacer. Él es más de autoindulgencias.

Hasta aquí este penúltimo capítulo del culebrón. Nos queda el colofón final, donde se dirimirá si Antonio de la Torre es inocente o culpable. No hace mucho tuvo bastante éxito una serie llamada "Pasión de Gavilanes", pero estoy seguro que de haberse basado en lo que he descrito se habría llamado igual que este artículo. Incluso entre las aves hay clases. Y mientras tanto algunos seguimos pensando que la política es una noble actividad. Lo dicho, somos unos ingenuos.

Notas desde la barrera Cap. X: Pasión de pajarracos