viernes. 03.05.2024
ANÁLISIS

Notas desde la barrera Cap. XIII: Invasión de a poco

Contaba José Mota que lo mejor que podría hacer España si quería invadir Portugal es hacer una "invasión de a poco". Consistía la cosa en ir moviendo 10 cm. todos los días el mojón que marca la frontera, y a ese paso los tendríamos invadidos para el año 2.050. Lo malo es querer invadir todo de una vez, pero con una "invasión de a poco" se conseguiría el objetivo sin que los pobres portugueses se dieran cuenta de nada hasta que no fuera demasiado tarde.

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Defensa del Parque de Artillería de Monteleón, obra de Joaquín Sorolla

Cuento esto al hilo de las declaraciones de la semana pasada de Xabier García Albiol sobre el multiculturalismo (secundadas luego por Javier Nart en otro medio) en la que básicamente decían que estábamos siendo "invadidos de a poco" por las costumbres de los inmigrantes. Parto del hecho de que ninguno de ellos ha estado afortunado ni en la letra ni en la música, y no sólo si pensamos en comunidades extranjeras. Recordemos, por ejemplo, que los inmigrantes andaluces que fueron a Cataluña en los años 50 y 60 exportaron la Feria de Abril, y hoy en día es una tradición más en Cataluña que, sin duda, enriquece a los catalanes y a todos los que allí viven. El que alguna de las comunidades inmigrantes que tenemos en nuestro país tengan y mantengan sus costumbres no necesariamente es malo. Al contrario, puede resultar enriquecedor para un país  la convivencia armónica de distintas culturas desde el respeto mutuo. Siempre y cuando esas costumbres no estén contra la ley. Subrayo, el tope para decidir si una costumbre es o no admisible está en nuestra ley. En la nuestra, no en la suya.

Quizá se vea más claro si pongo un ejemplo. El que una comunidad determinada tenga por costumbre rezar los viernes, los sábados o los martes no va contra ninguna de nuestras leyes y es perfectamente respetable se comparta o no. Pero si esa u otra comunidad tiene por costumbre que las niñas dejen de ir al colegio a los 8 años o que sufran una ablación a los 5 nos encontramos ante una flagrante violación de nuestra legalidad, y por tanto no puede ser respetada por mucho que en su país de origen esa tradición sea sagrada. Creo que todos estamos de acuerdo en esto y que el ejemplo es lo bastante claro como para que no se me empiece a tachar de lo que no soy.

 ¿Por qué toco el tema entonces, si cualquiera con sentido común está de acuerdo? Porque a fin de cuentas sí que creo que estamos siendo sometidos a una "invasión de a poco". Hace unos días la Alcaldesa de Madrid anunciaba que este año no se montarían belenes municipales, y la razón que adujo fue que eso podría herir los sentimientos de la comunidad islámica. Esgrimiendo esa misma razón su partido lleva en su programa la creación de playas específicas para musulmanes, o Alcaldes de otros municipios han cortado las subvenciones a la Semana Santa. Incluso vemos a familias musulmanas protestar porque en los menús escolares de sus hijos no se ha quitado la carne de cerdo, y varios partidos autodenominados "progresistas" los apoyan. ¿Ninguno de ellos se ha parado a pensar que los belenes y la Semana Santa son tradiciones centenarias en España? ¿Nadie en esos partidos ha reparado en que con sus actos están hiriendo los sentimientos de la mayoría de la gente, incluidos no católicos? ¿O es que el odio hacia la religión Católica es tan fuerte en ellos que se escudan en otro colectivo con el único fin de meterle un dedo en el ojo a la Iglesia?

Estos partidos confunden el respeto a las tradiciones de los inmigrantes con el atropello de las costumbres de los españoles. Protestan por lo que consideran privilegios de la Iglesia y callan vergonzosamente ante esos mismos privilegios de otras religiones. Hablan indignados de la exención del IBI de las iglesias sin mencionar que esa misma exención se da también en mezquitas, pagodas, sinagogas y cualquier otro edificio de carácter religioso (y por supuesto no dicen que esa misma exención de IBI la tienen también los partidos políticos y los sindicatos). Claman contra el gasto de dinero público en mantener catedrales pero ofrecen ese mismo dinero para construir macro-mezquitas. Se indignan si en una playa pública se multa por ir desnudo pero callan dócilmente si ven a una mujer en la calle con burka. Retiran subvenciones a organizaciones como Cáritas o Manos Unidas por el hecho de estar vinculadas a la Iglesia sin pensar en el bien que estas organizaciones hacen. Y así tantos y tantos ejemplos...  Lo que es inaceptable para un credo es perfectamente asumible y hasta aplaudido en otro, porque lo progresista es atacar a los católicos y alabar a los musulmanes. Con razón siempre he considerado que progresista es a progreso lo que carterista es a cartera.

Lo curioso es que muchos de estos personajes no tienen ningún problema en seguir las prohibiciones del Islam cuando lo ven necesario. Aún recuerdo a Ana Pastor entrevistando al Presidente iraní con velo para no herir la sensibilidad de su interlocutor. La periodista azote de nuestros políticos se rebajaba a cubrirse la cabeza en una muestra de respeto mal entendido, pero a fin de cuentas estaba en Irán y tuvo que seguir la máxima del "donde fueres haz lo que vieres". Lo que me resultó sangrante fue ver a Mª Teresa Fernández de la Vega cubrirse también con velo en la visita a España de ese mismo presidente iraní. ¡La Vicepresidenta del Gobierno Zapatero plegándose a las exigencias de un dictador de visita en nuestro país! Si la Iglesia Católica les hubiera hecho alguna indicación en su vestimenta durante la visita del Papa los gritos de indignación todavía estarían oyéndose.

Lo último ha sido la profanación cometida en Pamplona por un "artista" que ha escrito la palabra PEDERASTA con hostias consagradas, todo ello amparado por el Ayuntamiento gobernado por Bildu. Si se hubiera hecho un montaje del mismo calibre insultando otra religión puede que hubiera llevado al "artista" en cuestión a estar perseguido a muerte, pero ya sabemos que ofender a los católicos sale gratis, cosa que no ocurre con otros credos. Por eso se hace tan a menudo.

Actitudes así hacen que estemos siendo "invadidos de a poco", con el inestimable amparo de estos partidos que antes gritaban indignados pidiendo libertad y ahora confunden esa libertad con insultar; con la gran ayuda de organizaciones feministas que en el siglo XX quemaban su sujetador y en el siglo XXI callan ante los burkas. Evolución lo llaman. Involución y estupidez lo llamo yo. Cuando queramos darnos cuenta estaremos con el mojón de la frontera a la puerta de casa y ya nada podremos hacer. A todos ellos les pediría que leyeran el libro "Sumisión" de Michel Houellebecq, donde se narra la vida en Francia bajo un régimen islámico, antes de que empiecen a poner belenes laicos con Pablo Iglesias de mesías.

Notas desde la barrera Cap. XIII: Invasión de a poco