La sociedad española está convulsionada por esta “vil injusticia” que consiste en que asesinos en serie puedan reducir su condena e incluso salir a la calle o tener permisos penitenciarios y no pagar su condena al cien por cien.
La sentencia de Estrasburgo ha pegado una bofetada de dimensiones incalificables a nuestro sistema judicial, abriendo la puerta de la prisión de un modo instantáneo a asesinos que NUNCA y digo NUNCA, con mayúsculas, se van a reinsertar y menos arrepentirse de sus crímenes, tal y como lo demuestra la historia más trágica y negra de nuestro país.
Está claro que en nuestro sistema judicial falla algo y muy gordo, una brecha por la que se ha colado el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo y ha dado al traste con una ley que permitía que los asesinos estuvieran más tiempo en la cárcel. Una forma más de reírse de España y del dolor que durante años padeció este país por culpa de los asesinos de Eta. Dicen que el punto número 5 de la “Doctrina Parot” vulnera los derechos humanos de los condenados, y ¿qué pasa con los derechos humanos de las víctimas, de los muertos?, quién vela por ellos, ¿nadie?.
Es muy triste, que la ignorancia de Europa respecto al terrorismo en España tenga cómo resultado algo tan injusto y a la vez tan doloroso para quienes sufren la desgracia de haber perdido a un ser querido a manos de asesinos, que no pagan su condena al completo. Matar en España sale gratis y esta sentencia lo corrobora.
He visto las imágenes de la asesina Inés del Río saliendo de la cárcel y solo me producen asco, porque se está riendo de aquellos a los que mató, 24 personas, nada más y nada menos, de los que nadie se acuerda, excepto sus seres queridos que son las víctimas vivas de todo este amasijo de “mierda” que es la Justicia. Pero esto no acaba aquí, porque ha sentado precedente y el resto de asesinos en serie pedirán que se les aplique la misma “sentencia injusta para los muertos”. Nuestras calles se llenarán de monstruos que camparán a sus anchas puesto que la ley, a ellos, si les ampara.
Probablemente, el entorno de Eta considere que la excarcelada asesina etarra sea una heroína, envuelta en una ikurriña, por conseguir abrir la jaula a los leones, pero España entera sabe que es una asesina en serie. Qué pena que los fantasmas de sus víctimas no puedan hacer justicia y llevarla a los infiernos como El Comendador quiso hacer con Don Juan Tenorio.
Solo espero y deseo que haya una presión social y política, desde España, de tal magnitud que rompa los muros de Estrasburgo y su “Injusta Justicia”, para conseguir que los leones vuelvan a su jaula, que es donde deben estar de por vida.
