Los 14 años de gobiernos de Felipe González, dieron “una España que no la conocía ni la madre que la parió” (Alfonso Guerra). Se sacó la economía del ostracismo histórico, se introdujo una reforma fiscal que creó una clase media muy fuerte, se universalizó la Sanidad y la Educación por primera vez en nuestra historia. Eso sí que es una herencia que recibieron los gobiernos posteriores. Pero se cometieron dos errores, que todavía estamos pagando. No hemos sabido vender estos progresos, una, y la otra, la más grave: hubo una inclinación a las tendencias de la derecha; se pensó que si nos inclinábamos hacia la liberalización y a la privatización ganábamos espacio de centro, y no se perdían las elecciones. Error, se perdieron.
El Gobierno de Zapatero, introdujo los avances sociales más impactantes que jamás había tenido España. Pero a partir de 2010, cuando estalló la crisis, precisamente por la liberalización y las privatizaciones, cometimos el error de adoptar las medidas que, en ese momento predominaban en Europa. Cometimos la torpeza de pensar que la fórmula de la derecha capitalista era la única válida para salir de la crisis. Nuevo error. Abandonar los principios socialdemócratas y no vender nuestra labor social. Cometimos el error, que aún estamos pagando, de apartarnos de nuestro ideario. Un partido debe ser fiel a sus principios siempre. Con vacas gordas, o con vacas flacas.
Y aquí estamos; tratando de enderezar el error. Hay una generación nueva de políticos dispuesta a recolocar el ideario socialdemócrata. Es un reto, importante, difícil y arriesgado. Arriesgado porque si fracasa, si sale mal, continuaremos en la decepción. El batacazo será mayor. La sociedad espera con ansia que alguien nos saque del hoyo en que nos han metido. Y para eso se necesita:
1.- Abrirse en canal, mostrando errores y proyectos renovadores.
2.- Elegir muy bien a la persona que debe liderar ese cambio, votando todos.
3.- Llenar el espacio social con nuestro ideario, sin buscar nuevos espacios.
Y por último, no caer en el error de otras veces. A partir del día 14, todo el partido unido e integrado en torno al ganador. Que los perdedores sepan asimilarlo; que no haya un perdedor incordiando, y buscando el fracaso del ganador. Eso echaría por tierra todo el esfuerzo generoso que hoy busca el Partido Socialista. ¡Todos a votar!
