sábado. 27.04.2024

Celia lo sabe, y por eso afronta cada día haciendo que la luz de su sonrisa ilumine el camino. Percibe que sonreír es la mejor arma que tiene para afrontar la adversidad, no permitiendo que las dificultades borren de su cara y de su alma la alegría. Celia ha comprendido, en la intimidad de su ser, que para vivir es necesario tener ganas de vivir.

Para vivir no basta con estar vivo. También se necesita coraje, entereza, audacia. Atreverse a hacer lo que te pide tu corazón aunque no se sea comprendido y con la íntima convicción de estar haciendo lo correcto. Miguel Ángel lo sabe, y por eso afronta cada día haciendo que la luz de su bondad guíe sus pasos. Percibe que la generosidad hacia los demás es la mejor arma que tiene para derrotar la crueldad de este mundo y de quienes lo habitamos, no permitiendo que lo que los demás piensen le aparte ni un ápice de hacer lo que él considera adecuado. Miguel Ángel  ha comprendido, en la intimidad de su ser, que para vivir es necesario tener ganas de vivir.

No, para vivir no basta con estar vivo. Además, hay que sentirse vivo. Como Celia no necesita vestirse de princesa para sentirse una. Como Miguel Ángel no necesita palmadas en la espalda para sentir que está siendo una buena persona. Ambos saben que la vida es querer y ser querido, y que vivir tiene mucho de ayudar a los demás para poder ayudarse a uno mismo. Los dos llevan a la práctica esa gran filosofía de sonreír siempre, y dejar que los demás se pregunten qué es eso que te hace tan feliz.

Vivir se escribe con V. Como la V de ese factor de coagulación que a Celia le falta y que hace que tenga que visitar el hospital cada poco tiempo. Pero también con la V de victoria, esa que Celia sabe que al final del camino la espera. Ese camino que Celia recorre ayudada por una radiante sonrisa que hace que los demás también sonriamos, porque su lucha y la nuestra es hacer que siga siendo feliz.

Vivir se escribe con V. Como la V de vileza, esa que Miguel Ángel ha sufrido durante muchos años y que conozco bien. No en vano, es mi hermano. Pero también con la V de valentía, esa que es necesaria para no apartarse del camino que uno considera el mejor. Ese camino que recorre ayudado por una radiante sonrisa en el corazón que hace que los demás también sonriamos, porque su lucha y la nuestra es ser mejores a cada paso.

Miguel Ángel y Celia recorren su camino ayudados por el faro de sus sonrisas. Y la luz de ese faro es tan potente que tapa todas las dificultades e incomprensiones que se van a ir encontrando. Saben que para vivir no basta con estar vivo, sino que también es necesario tener ganas de vivir. Ellos demuestran esas ganas sonriendo. Con la cara y con el alma. Y nosotros sonreiremos con ellos, porque también sabemos que al final del camino se encuentra el tesoro. Un tesoro que se escribe con V de valentía. Con V de victoria. Con V de vida.

Visita la web:

http://www.unaesperanzaparacelia.org/

Vivir se escribe con "V"